el ejercicio y los fármacos son
potencialmente similares en cuanto a sus beneficios en la prevención
secundaria de la mortalidad por cardiopatía coronaria, en la
rehabilitación después del accidente cerebrovascular, en el tratamiento
de la insuficiencia cardíaca y en la prevención de la diabetes. Lo dice
este artículo recientemente publicado:
Del que hemos tenido referencias gracias al blog del
PAPPS.
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