El síndrome genitourinario de la menopausia (GSM) describe una variedad de síntomas genitales, sexuales y urinarios que surgen debido a la reducción de los niveles de estrógenos durante la perimenopausia y la posmenopausia. Los síntomas incluyen sequedad vaginal, dolor durante el sexo, frecuencia urinaria e infecciones urinarias recurrentes (ITU) que pueden alterar la vida diaria, la intimidad, el sueño y la autoestima.1 A diferencia de los síntomas vasomotores, el GSM tiende a ser progresivo e irreversible sin un tratamiento adecuado.2 Las estimaciones de prevalencia del GSM varían entre el 13% y el 87% en personas de >40 años.3
Los hidratantes, lubricantes y preparaciones locales de estrógenos son tratamientos baratos, seguros y efectivos. Se ha demostrado que el estrógeno local (vaginal) mejora la sequedad vaginal, la disuria, la frecuencia, la urgencia y la incontinencia de esfuerzo, y reduce las ITU recurrentes en pacientes menopáusicas.4 Están infrautilizados, con solo entre el 4% y el 35% de los afectados utilizando tratamiento.3 Las personas en el Reino Unido tienen menos probabilidades que sus homólogos europeos de buscar asesoramiento de un profesional sanitario para sus síntomas, a pesar de la prevalencia reportada similar.5 Esto pone de manifiesto la necesidad de que los profesionales pregunten de forma proactiva sobre los síntomas de GSM en quienes presentan un síntoma individual de GSM u otras presentaciones menopáusicas.
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