Hace tres años se publicó un chiste gráfico en el que se veía a una
mujer con una abultada carpeta de documentos extraídos de Internet
interpelando a su médico. La reacción de los médicos españoles ante la
viñeta era una sonrisa escéptica. Sus pacientes no dominaban el inglés y
no podían imaginarlos navegando compulsivamente por la Red.
En este momento, la escena ha cambiado.
Los profesionales sanitarios ya estamos viviendo esta realidad.
Los médicos afrontamos esta nueva situación con una mezcla de inquietud y
esperanza. Sabemos que un paciente bien informado coopera mejor, pero
estamos acostumbrados a un modelo de relación paternalista en el que
parte de nuestro poder radica en los datos y el conocimiento que
nosotros poseemos y el paciente no.
Las nuevas tecnologías, y en concreto Internet, abren ante los
pacientes todo un mundo de información hasta ahora reservado a los
profesionales. Es cierto que no todos los contenidos sobre salud que se
pueden encontrar en las webs son válidos, incluso pueden llegar a ser
tendenciosos o perjudiciales. Su carácter sensible hace imprescindible
asegurar unos mínimos de calidad. Con este objetivo se están
desarrollando diversas iniciativas que incluyen la acreditación por
parte de los organismos oficiales de los portales sanitarios, marchamos
de calidad e incluso, guías de uso orientadas a los navegantes. Sin
embargo, estos proyectos tienen un impacto limitado y su repercusión
todavía no está demostrada. Por otro lado, cuando el internauta busca
información selecciona las primeras páginas que los buscadores más
populares(Google, Yahoo…) le ofrecen , sin detenerse a averiguar si
están avaladas de alguna forma.
Una solución a este problema es ofrecer cantidades crecientes de
contenidos médicos de calidad y adaptados a diferentes necesidades, que
compita con los datos poco rigurosos. A este reto están llamados
profesionales, instituciones oficiales, organizaciones de consumidores y
medios de comunicación.
Aunque se siga prefiriendo el contacto directo con el médico, la
relación profesional sanitario-enfermo, así como otros aspectos del
sistema sanitario están cambiando gracias a Internet. El ciudadano, como
paciente y como usuario, está dispuesto a aprovechar todas las
oportunidades que las nuevas tecnologías le ofrecen y espera que los
profesionales y sus instituciones sanitarias también lo hagan. No podrá
comprender que los médicos no compartamos este interés y no les
orientemos en el uso de esta información, como tampoco entenderán que no
se utilicen estas herramientas para mejorar la accesibilidad y la
equidad de la asistencia. Estamos ante una nueva era en la que médicos y
pacientes se alían y se arman con la mejor información disponible para
seguir luchando por una buena atención sanitaria y contra la enfermedad.
¿Estamos preparados?
Rafael Bravo Toledo es médico y responsable de una página web de información médica.