Hoy vamos a dedicar una entrada breve a un asunto aparentemente menor, pero con una gran incidencia en la calidad de vida de los pacientes: el parkinsonismo causado por el tratamiento farmacológico. No son pocos los pacientes -sobre todo muy ancianos y con tratamientos complejos- que sufren una sintomatología que, en ocasiones, podemos evitar teniendo esta cuestión como red flag sobre la mesa. Así que, sin más dilación, vamos a dejar en el chuletario unas pinceladas de una cuestión sobre la que hemos visto mucho publicado en inglés y poco en castellano.
Introducción El parkinsonismo se define como un síndrome neurológico caracterizado por la aparición de síntomas como temblor de reposo, rigidez, acinesia (bradicinesia) e inestabilidad postural. Después de la enfermedad de Parkinson, el tratamiento farmacológico es la segunda causa de parkinsonismo y se caracteriza por la aparición de los síntomas días o semanas después del inicio del fármaco problemático.
El parkinsonismo causado por la medicación puede ser clínicamente indistinguible del Parkinson idiopático aunque hay técnicas de neuroimagen (PET, SPECT) que pueden ayudar a diferenciarlos. Esta diferenciación puede ser importante para el paciente ya que la sintomatología puede revertirse modificando el tratamiento. Por otra parte, hay estudios que asocian estrechamente la aparición de parkinsonismo debido al tratamiento con el riesgo de incidencia de enfermedad de Parkinson idiopática, aunque es posible que dicha asociación no sea causal, sino que aquel desenmascare una afección subclínica preexistente. En consecuencia, el diagnóstico de parkinsonismo farmacológico en ancianos puede utilizarse como un indicador potente de la incidencia de enfermedad de Parkinson.
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