El mecanismo principal de la metformina es la reducción de la producción de glucosa en el hígado. Lo logra al inhibir el complejo I de la cadena respiratoria mitocondrial, el proceso celular que genera la mayor parte de la energía (ATP).
Al inhibir parcialmente este complejo, la metformina provoca un leve cambio en el metabolismo energético: Disminuye la producción de ATP por la vía aeróbica (que requiere oxígeno). Aumenta la glucólisis anaeróbica, un proceso que no requiere oxígeno y que produce lactato como subproducto. En condiciones normales, este aumento en la producción de lactato no es un problema. El hígado y los riñones se encargan de "reciclar" o eliminar el lactato, manteniendo un equilibrio en el pH de la sangre. ¿Por Qué Puede Causar Acidosis Láctica? La acidosis láctica asociada a la metformina (MALA, por sus siglas en inglés) ocurre cuando se rompe el equilibrio entre la producción y la eliminación de lactato. Esto no sucede por la metformina en sí, sino por la combinación del fármaco con condiciones preexistentes que ya comprometen la capacidad del cuerpo para manejar el lactato. Las principales condiciones de riesgo son: Insuficiencia renal: Los riñones son responsables de eliminar tanto la metformina como el lactato. Si la función renal está disminuida, ambos se acumulan en la sangre, aumentando drásticamente el riesgo de acidosis. Insuficiencia hepática: El hígado es el principal órgano que metaboliza el lactato. Una enfermedad hepática grave impide este proceso. Insuficiencia cardíaca grave: En esta condición, hay una mala perfusión de los tejidos, lo que puede llevar a una producción excesiva de lactato por falta de oxígeno. Consumo excesivo de alcohol: El alcohol puede aumentar los niveles de lactato y deshidratar, lo que a su vez puede afectar la función renal. Condiciones agudas graves: Infecciones severas (sepsis), deshidratación o el uso de medios de contraste yodados para estudios de imagen pueden comprometer temporalmente la función renal y aumentar el riesgo. Seguridad de la Metformina en Ausencia de Contraindicaciones En personas con una función renal y hepática normales, la metformina es un medicamento muy seguro. El ligero aumento en la producción de lactato es fácilmente compensado por los mecanismos de eliminación del cuerpo. De hecho, la incidencia de acidosis láctica en pacientes que toman metformina sin contraindicaciones es extremadamente baja. En resumen, la acidosis láctica no es un efecto secundario directo de la metformina en un organismo sano. Es una complicación que surge cuando el fármaco se acumula o cuando la capacidad del cuerpo para eliminar el lactato ya está comprometida por otras enfermedades. Por esta razón, antes de recetar metformina, los médicos evalúan cuidadosamente la función renal y otros posibles factores de riesgo.
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