No existe evidencia a escala poblacional sobre la asociación entre los cambios dinámicos en el estado del síndrome metabólico (MetS) y las alteraciones en el riesgo de eventos cardiovasculares adversos mayores (MACE). El objetivo de este estudio fue investigar si la recuperación o el desarrollo de MetS se asocia con alteraciones del riesgo de MACE.
Se evaluó a un total de 27.161.051 personas con exámenes de salud nacionales de 2009 a 2014. Aquellos con antecedentes de MACE fueron excluidos del análisis. Se determinó el estado de MetS de 9.553.042 personas según los siguientes criterios: MetS-crónico (n=1486485), MetS-desarrollado (n=587088), MetS-recuperación (n=538806), y sin MetS (n=6940663). Los MACE incluyeron infarto agudo de miocardio, revascularización y accidente cerebrovascular isquémico agudo.
En una mediana de seguimiento de 3,54 años, el grupo de recuperación de MetS (tasa de incidencia, 4,55 por 1000 personas-año) tuvo un riesgo de MACE significativamente menor (TIR ajustada 0,85 [IC 95% 0,83-0,87]) que la del grupo de MetS-crónico (tasa de incidencia, 8,52 por 1000 personas-año). El grupo de MetS-desarrollado (tasa de incidencia, 6,05 por 1000 personas-año) tuvo un riesgo de MACE significativamente mayor (TIR ajustada 1,36 [IC 95% 1,33-1,39]) que el grupo sin MetS (tasa de incidencia, 1,92 por 1000 persona-años). Entre los componentes del MetS, el cambio en la hipertensión se asoció con la mayor diferencia en el riesgo de MACE.
Se concluye que la recuperación del MetS se asocia un menor riesgo de MACE, mientras que el desarrollo de MetS se asocia con un mayor riesgo.
Se evaluó a un total de 27.161.051 personas con exámenes de salud nacionales de 2009 a 2014. Aquellos con antecedentes de MACE fueron excluidos del análisis. Se determinó el estado de MetS de 9.553.042 personas según los siguientes criterios: MetS-crónico (n=1486485), MetS-desarrollado (n=587088), MetS-recuperación (n=538806), y sin MetS (n=6940663). Los MACE incluyeron infarto agudo de miocardio, revascularización y accidente cerebrovascular isquémico agudo.
En una mediana de seguimiento de 3,54 años, el grupo de recuperación de MetS (tasa de incidencia, 4,55 por 1000 personas-año) tuvo un riesgo de MACE significativamente menor (TIR ajustada 0,85 [IC 95% 0,83-0,87]) que la del grupo de MetS-crónico (tasa de incidencia, 8,52 por 1000 personas-año). El grupo de MetS-desarrollado (tasa de incidencia, 6,05 por 1000 personas-año) tuvo un riesgo de MACE significativamente mayor (TIR ajustada 1,36 [IC 95% 1,33-1,39]) que el grupo sin MetS (tasa de incidencia, 1,92 por 1000 persona-años). Entre los componentes del MetS, el cambio en la hipertensión se asoció con la mayor diferencia en el riesgo de MACE.
Se concluye que la recuperación del MetS se asocia un menor riesgo de MACE, mientras que el desarrollo de MetS se asocia con un mayor riesgo.