martes, 19 de septiembre de 2023

(Quía ABE) Dengue.

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El dengue es una enfermedad infecciosa sistémica de etiología viral, transmitida fundamentalmente por la picadura de la hembra del mosquito del género Aedes spp (transmisor también de otras infecciones como la fiebre amarilla o el chikungunya). Se trata de un tipo de arbovirus RNA de la familia Flaviviridae, género Flavivirus, con 4 serotipos (dengue virus 1, 2, 3 y 4).

Constituye la enfermedad viral transmitida por mosquitos más frecuente en el mundo1. Debe considerarse en el diagnóstico diferencial de cualquier paciente con síndrome febril que haya regresado de un viaje a una zona de riesgo en las últimas 2 semanas.

El mosquito Aedes aegypti constituye el principal vector de transmisión de la enfermedad a nivel mundial, estando ampliamente distribuido en zonas tropicales y subtropicales2. Estos mosquitos típicamente crían en las casas o sus proximidades, depositando sus huevos en contenedores de agua naturales o artificiales. Los miembros de la familia que están durante el día en las viviendas (habitualmente las mujeres y los niños pequeños), tienen así un mayor riesgo de exposición al mosquito y de infectarse.

En menor medida, el Aedes albopictus (conocido coloquialmente como “mosquito tigre”) es también un vector competente para la transmisión del dengue. Esta especie es más tolerante con el frío y tiene una distribución geográfica más amplia. En España se detectó por primera vez en Cataluña en 2004, y desde entonces parece haberse establecido en amplias zonas del interior y norte de la península y Baleares, habiéndose descrito brotes de casos puntuales de dengue desde 20083

La infección por uno de los serotipos del virus suele producir inmunidad de por vida para dicho serotipo, así como un periodo de 1-3 años de protección cruzada frente a la infección por los otros tres serotipos. Sin embargo, pasado este tiempo, la infección previa por un serotipo parece predisponer a la enfermedad grave con la reinfección por serotipos diferentes al primero4.

Dentro de otros potenciales mecanismos de transmisión, se han descrito casos puntuales por medio de transfusiones, vía sexual, así como transmisión vertical5 y a través de la leche materna.

En relación con la presentación clínica, aunque la mayoría de los pacientes son asintomáticos o se recuperan tras una fase febril de curso benigno, una pequeña proporción progresa a una enfermedad grave, caracterizada principalmente por el aumento de la permeabilidad vascular, asociado o no a hemorragias. La reevaluación clínica continua del paciente resulta fundamental para identificar precozmente posibles signos de alarma (empleo de criterios diagnósticos de la OMS 2009).

El diagnóstico de confirmación microbiológica dependerá de la fase de la enfermedad en la que se encuentre el paciente. Durante la fase de viremia (primera semana) serán de utilidad las técnicas de detección de ácido nucleicos o antígenos virales (PCR, detección de antígeno NS1), mientras que posteriormente el diagnóstico deberá basarse en pruebas serológicas.

El tratamiento es sintomático, con reposo, control de la ingesta de fluidos y empleo de analgésicos/antipiréticos cuando sea necesario. Deben evitarse los AINEs y el AAS6. Los casos graves requerirán ingreso en UCI con un adecuado manejo de líquidos.

Las medidas de prevención fundamentales deberán ir encaminadas a evitar las picaduras de mosquito. Existen además dos vacunas de uso autorizado para la prevención del dengue.

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