La depresión puede influir en que una persona pueda llegar a controlar su dolor crónico. Síntomas típicos de la depresión como el no poder conciliar el sueño o el no tener ganas de hacer nada pueden ser síntomas del propio dolor crónico. Y, aunque dolor crónico y depresión suelen ir asociados (¿A quién le deprime el levantarse con dolor cada mañana?), los efectos analgésicos de estos fármacos van por su lado, de forma independiente a la acción antidepresiva y parece que involucrados en mecanismos serotoninérgicos y noradrenérgicos.
Sabemos que el dolor neuropático resulta de la hiperexcitabilidad de los canales de sodio neuronales y que esa hiperexcitabilidad genera una descarga repetida de potenciales de acción en ausencia de estímulos. (Para entenderlo con un símil: supongamos que la neurona es un cable eléctrico que en lugar de emitir corriente alterna lo hace de forma continua). Los antidepresivos refuerzan la inhibición de estos potenciales anómalos. Aunque no todos los antidepresivos son útiles como analgésicos, sí que sabemos que en el dolor neuropático periférico, los antidepresivos tricíclicos y los inhibidores de recaptación de noradrenalina son eficaces, mientras que los ISRS tienen una eficacia relativa. En el dolor neuropático de origen central los resultados no son concluyentes.
Por lo tanto, ¿cuándo se debe asociar al dolor crónico un antidepresivo?
- Dolor crónico de características neuropáticas:
- Neuropatía diabética, postherpética, postquirúrgica, postraumática
- Neuralgia trigémino
- Dolor por desaferentación
- Dolor facial atípico
- Dolor miofascial
- Artritis reumatoide
- Cervicalgia y lumbalgia crónica
- Dolor crónico tumoral
En la siguiente tabla, se resumen los antidepresivos que han demostrado
eficacia en el tratamiento del dolor crónico y las situaciones para las
que han demostrado eficacia.
La posibilidad de interacciones con el uso de estos fármacos es muy
amplia, sobre todo en el caso de los antidepresivos tricíclicos. Existe
una página donde poder consultarlas, que es ésta. De forma general, podríamos decir que:
- Hay que tener especial cuidado en pacientes con antecedentes de patología cardiovascular en los que pueda verse incrementada la aparición de arritmias.
- Se aumenta el riesgo de alteraciones psicóticas en pacientes con esquizofrenia.
- Disminuyen el umbral convulsivo, por lo que hay que tenerlo en cuenta en epilépticos.
- En los trastornos bipolares, pueden inducir un ciclo rápido entre manía y depresión.
- No es aconsejable el uso en pacientes con glaucoma de ángulo cerrado o procesos obstructivos de vías urinarias porque aumentan el riesgo de retención urinaria
- Debemos realizar ajuste de dosis si existe insuficiencia renal o hepática.
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