Actualmente las principales guías de
practica clínica recomiendan de forma unánime el uso de metformina como
terapia inicial de elección en la amplia mayoría de pacientes con
diabetes tipo 2. Esta posición de privilegio de la metformina no es
casualidad, sino que viene avalada por numerosos ensayos clínicos y
metaanálisis que demuestran los diversos beneficios de su empleo, y que
se ha traducido en un considerable despliegue en su utilización, tal
como podemos ver en el Informe de utilización de antidiabéticos en España 2000- 2014.
Desde el punto de vista negativo, a
partir de la década de los setenta el tratamiento con metformina y otras
biguanidas se ha asociado con un mayor riesgo de desarrollar acidosis
láctica. Esta circunstancia provocó la retirada del mercado de
butformina y fenformina y retrasó la introducción de metformina en
Estados Unidos hasta 1995. En nuestro país, su comercialización fue
autorizada en 1982. Pero, ¿realmente el tratamiento con metformina se
asocia a un incremento en el riesgo de desarrollar acidosis láctica?
Pregunta que desde hace años ya se vienen barruntando los profesionales de nuestro entorno, y que la FDA parece que ha tenido a bien el revisar.
En la ficha técnica y etiquetado de
fármacos con metformina, actualmente se indica que su uso está
contraindicado si el aclaramiento de creatinina es < 60 mL/min. El
motivo es que este principio activo se elimina por filtración glomerular
y por secreción tubular, siendo su semivida de eliminación de 6,5
horas. En caso de que la función renal esté alterada, la semivida de
eliminación aumenta considerablemente, acumulándose el fármaco el
plasma, y aumentando por tanto el riesgo de acidosis láctica
(complicación metabólica rara, pero grave dado que tiene una alta
mortalidad si no se instaura un tratamiento de forma precoz).
Pese a que en la ficha técnica se restringe su uso a aclaramientos por encima de 60 mL/min, cabe decir que existen publicadas recomendaciones
sobre el tratamiento farmacológico de la diabetes en pacientes con
insuficiencia renal en dónde se contempla el uso de la metformina a
partir de aclaramientos por encima de 45 mL/min.
Anuncia ahora la FDA que tras revisar la literatura, considera
que su uso es seguro en pacientes con insuficiencia renal leve y en
algunos pacientes con insuficiencia renal moderada.
Esta decisión viene sustentada además,
por la existencia de estudios de base poblacional y series de casos
retrospectivos llevados a cabo tanto en Estados Unidos como en otros
países, en donde se observa cómo la metformina se utiliza a menudo en la
práctica clínica fuera de las indicaciones actuales y se prescribe para
pacientes con enfermedad renal crónica leve-moderada. La FDA considera
por tanto, que su uso es “seguro”, por ello va a solicitar a los
laboratorios que comercializan estos medicamentos cambios en el
“etiquetado” que reflejen esta nueva información, así como
recomendaciones específicas sobre el uso de la metformina en pacientes
con insuficiencia renal leve a moderada, entre las que se encuentran las
siguientes:
- Antes de iniciar un tratamiento con metformina, obtener la tasa de filtrado glomerular del paciente. Se recomienda utilizar como parámetro de función renal la tasa de filtración glomerular (eGFR), en lugar de la concentración de creatinina sérica, ya que esta tasa proporciona una mejor estimación de la función renal, considerando parámetros adicionales importantes como son la edad, sexo, raza o peso.
- La metformina sigue estando contraindicada si eGFR < 30 mL/min/1,73 m2
- No se recomienda iniciar un tratamiento con metformina si el eGFR está entre 30-45 mL/min/1,73 m2
- Medir al menos una vez al año la tasa de filtrado glomerular a todos los pacientes en tratamiento con metformina. En pacientes con mayor riesgo de desarrollar insuficiencia renal (ancianos), esta función renal se debería monitorizar más frecuentemente.
- Si durante el tratamiento, el filtrado cae por debajo de 45 mL/min/1,73 m2, valorar la relación beneficio/riesgo de continuar con el tratamiento. Si el filtrado desciende por debajo de 30 mL/min/1,73 m2, suspender el tratamiento con metformina.
- Interrumpir los tratamientos con metformina antes de un contraste de imagen iodado en pacientes con filtrados entre 30-60 mL/min/1,73 m2, en pacientes con enfermedad hepática, alcoholismo o insuficiencia cardíaca. Reevaluar el filtrado tras las 48 horas del contraste de imagen, y si la función renal es estable, en tal caso reiniciar el tratamiento.
De momento nuestras fichas técnicas
europeas siguen indicando como contraindicación cuando el aclaramiento
de creatinina es menor de 60 ml/min. Sí que recomiendan igualmente
valorar el aclaramiento de creatinina antes de iniciar el tratamiento y
regularmente desde su inicio una vez al año en pacientes con función
renal normal y al menos, de 2 a 4 veces en pacientes con aclaramiento de
creatinina próximo al límite inferior del valor normal y en pacientes
de edad avanzada.
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