La apnea obstructiva del sueño (AOS) es un trastorno crónico común
que requiere cuidados por el resto de la vida. Los pacientes que la
padecen se encuentran en riesgo de presentar un desempeño cognitivo
bajo, al igual que un peor pronóstico médico derivado de una disminución
de los niveles de oxígeno o hipoxemia, de forma repetida a lo largo de
los años, y se asocia a un incremento en la mortalidad cardiovascular, y
por cualquier causa.
Se caracteriza por patrones anormales e irregulares de respiración
durante el sueño, ronquido, y síntomas de alteración del sueño. La
incidencia general es un poco mayor en hombres (15% – 30%) que en
mujeres (5% – 15%), según la definición.
Los factores de riesgo son edad, género masculino, obesidad, y
alteraciones o anomalías craneofaciales. El ronquido y la somnolencia
son síntomas comunes, pero poco específicos, de la apnea del sueño.
También pueden estar presentes el sueño sin descanso, angina nocturna,
mala concentración, o sensación de ahogo durante el sueño.
El diagnóstico se debe
hacer mediante una polisomnografía, aunque últimamente también se
realiza de forma aceptable mediante un estudio de apnea del sueño en
casa (HSAT), sobre todo en pacientes que no tienen facilidad de hacerlo
en un hospital.
Actualmente el tratamiento se basa en el uso de presión positiva de
las vías aéreas (CPAP), el cual proporciona alivio de los síntomas tanto
en la modalidad continua como en la modalidad de ventilación servo
adaptativa (ASV). Sin embargo, no hay datos científicamente validados
para saber si esta terapia tiene algún efecto benéfico en los resultados
cardiovasculares y la mortalidad.
Basado en esta incógnita, el Dr. Bruce Neal, de la facultad de
medicina de UNSW en Sídney, Australia, llevó a cabo una revisión
sistemática y metanálisis para evaluar la asociación del uso de presión
positiva en las vías respiratorias (PAP) comparado con control, y los
eventos cardiovasculares, o la muerte.
Los investigadores utilizaron las bases de datos de MEDLINE, EMBASE, y la librería
Cochrane,
para realizar una búsqueda de estudios aleatorizados que incluyeran
reporte de eventos cardiovasculares y mortalidad. En la búsqueda, dos
autores extrajeron los datos de forma independiente, y obtuvieron el
riesgo relativo (RR), la diferencia de riesgo (RD), e intervalos de
confianza (IC) de 95%, utilizando el metanálisis de efecto aleatorizado.
El objetivo primario del estudio fue el punto compuesto de un
síndrome coronario agudo (SICA), accidente vascular cerebral (no fatal),
y muerte vascular (eventos adversos cardiovasculares graves [MACE]), al
igual que la causa específica de eventos cardiovasculares graves, y la
muerte.
Con estas características, los investigadores reunieron en total 10
estudios clínicos de pacientes con apnea del sueño, uniendo una muestra
de 7.266 pacientes, con edad promedio de 60,9 años, género masculino en
80,5% de la muestra, con una media de índice de masa corporal de 30,0.
De esta muestra, se documentaron 356 eventos cardiovasculares
mayores, y 613 muertes, sin embargo, no hubo una asociación
significativa entre el uso de presión positiva en las vías respiratorias
y los eventos cardiovasculares mayores (RR: 0,77 ;IC 95%: 0,53 a 1,13;
p = 0,19, y RD: −0,01; IC 95%: −0,03 a 0,01;
p = 0,23), ni en la mortalidad cardiovascular (RR: 1,15; IC 95%: 0,88 a 1,50;
p = 0,30, y RD: −0,00; IC 95%: −0,02 a 0,02;
p = 0,87), o en la mortalidad por cualquier causa (RR: 1,13; IC 95%: 0,99 a 1,29;
p = 0,08, y RD: 0,00; IC 95%: −0,01 a 0,01;
p = 0,51).
Tampoco se observaron diferencias estadísticamente significativas en
otros parámetros, como los síndromes coronarios agudos, accidente
cerebrovascular, o insuficiencia cardiaca. Por otro lado, los
investigadores también descartaron las diferentes asociaciones de la
presión positiva de las vías aéreas frente a ventilación servo
adaptativa sin un valor de
p estadísticamente significativo, y
tampoco encontraron diferencias en los resultados, dependiendo de la
gravedad de la apnea obstructiva del sueño, la duración del tratamiento,
o la adherencia al tratamiento con presión positiva en las vías
respiratorias.
Los autores concluyen
que no encontraron que el uso de presión positiva en las vías
respiratorias no se asocia a una reducción del riesgo cardiovascular, o
la mortalidad en pacientes con apnea obstructiva del sueño.
No hay duda de que los pacientes con apnea
obstructiva del sueño se benefician ampliamente del uso de presión
positiva en las vías respiratorias en cuanto a sintomatología se
refiere, lo cual es relevante, ya que la calidad de vida de estos
pacientes es muy importante, sin embargo, no apoya que el uso de esta
terapia tenga un impacto positivo en los eventos cardiovasculares
mayores, o en la disminución de la mortalidad.