El documento cuyo contenido se resume
en la siguiente tabla, tiene como protagonista a los inhibidores del
cotransportador sodio-glucosa tipo 2 (iSGLT2) cuya utilización en
pacientes con DM1 o DM2 e infección por SARSCoV-2 podría comportar un riesgo añadido -al que ya tienen per se estos medicamentos– de cetoacidosis diabética.
El documento del Royal United Hospitals Bath (cuyo original no hemos logrado localizar en la Red) ha generado en los últimos días cierta confusión e incluso ha habido profesionales que han dirigido su mirada a la AEMPS en busca de alguna orientación.
La luz ha llegado en esta ocasión desde Cataluña, donde el Programa d’harmonització farmacoterapèutica del Servei Català de la Salut ha salido al paso de la polémica con una nota informativa cuyas conclusiones hemos traducido y adaptado:
1.- Un único consorcio hospitalario inglés ha publicado unas
recomendaciones sobre el tratamiento con iSGLT2 en el contexto del
COVID-19 no asumidas por el resto del NHS.
2.- Estas recomendaciones se fundamentan en datos que no son públicos ni están cuantificados.
3.- En el caso de pacientes con diabetes y
sospecha de infección por coronavirus (fiebre, tos, dificultad
respiratoria) o en enfermos con diabetes y enfermedad grave
intercurrente distinta al COVID-19, las sociedades científicas y los organismos sanitarios
recomiendan suspender los iSGLT2 y ajustar el tratamiento
antihiperglucemiante con otros fármacos durante el período de enfermedad
activa.
4.- De acuerdo con la ficha técnica, se
debe suspender el tratamiento con iSGLT2 en pacientes ingresados por una
enfermedad grave o en los que se sospeche una cetoacidosis diabética.
5.- Se recomienda el tratamiento con insulina para el manejo de pacientes diabéticos hospitalizados.
6.- No hay evidencia para hacer
recomendaciones sobre la retirada del tratamiento con iSGLT2 en
pacientes diabéticos sin síntomas de infección por SARS-CoV-2.
7.- No se recomienda la utilización de
iSGLT2 para la reducción del riesgo cardiovascular en pacientes sin
diabetes (indicación no autorizada) o como tratamiento combinado con
insulina en pacientes con DM1 (indicación pendiente de decisión de
precio y financiación).
Comentario El Programa d’harmonització farmacoterapèutica es una joya de cuyo funcionamiento bien podríamos tomar nota en otros lares. Como única pega, la lingüística, pues no hemos encontrado este documento -ni otros- en castellano, lo que posiblemente redunde en una merma importante de la difusión de unos excelentes contenidos.
En relación al tema de hoy, estamos viendo demasiadas recomendaciones farmacoterapéuticas alrededor del COVID-19 que se fundamentan en datos irrelevantes u obtenidos en estudios con limitaciones metodológicas que podrían invalidar los resultados. En estos momentos de crisis, con más de 500 fallecimientos diarios en España y una necesidad acuciante de encontrar algo con cierta efectividad para tratar a los pacientes, no podemos pedir evidencias de libro como las que se pueden exigir en otras patologías, en otras circunstancias. Pero tan cierto como lo anterior lo es que no todo vale, como nos recuerda este artículo del NEJM a cuyos autores les vamos a pedir prestado el siguiente párrafo:
“La evaluación rigurosa de la seguridad y
eficacia de los medicamentos previa a su comercialización mediante
ensayos clínicos aleatorizados y controlados sigue siendo nuestra
herramienta principal para proteger a los pacientes de fármacos
ineficaces, inseguros o ambas cosas. Es una falsa dicotomía
sugerir que debemos elegir entre disponer rápidamente de tratamientos y
ela adecuado escrutinio de la investigación científica.”
No seguir los preceptos de la investigación biomédica de calidad, intentar saltarnos pasos que la Historia nos ha enseñado que no debemos obviar, intentar ganar esta alocada carrera de cualquier forma o, al contrario, especular
con los resultados de las investigaciones cuyos resultados no convienen
a nuestros intereses, son atajos con visos de generar más daño que beneficio a los pacientes y, lo que es peor, retrasar el descubrimiento de un tratamiento seguro y eficaz para el COVID-19 del que, sin duda alguna, dispondremos antes que después.
Un ejemplo lo aclara todo, dicen que dijo Napoleón Bonaparte. Y como estamos viendo estos días, ejemplos no faltan…
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