miércoles, 13 de octubre de 2021

Guía ABE. Infecciones de la piel y partes blandas (II): heridas (tratamiento, profilaxis general y antitetánica).

Introducción / puntos clave

La piel ejerce una función protectora primaria impidiendo la invasión de agentes patógenos mediante varios mecanismos. Muchos microorganismos constituyen la flora habitual de la piel, encontrando diferencias según la zona anatómica y la edad (tabla 1). Otros se encuentran en la piel de manera transitoria y son el origen más común de infecciones si hay alteraciones de ésta.

Las heridas constituyen una solución de continuidad de la barrera protectora propia de la piel por la que pueden penetrar microorganismos de la flora habitual, de la flora transitoria o de las superficies u objetos con los que la piel haya estado en contacto (tabla 2).

La elección del tratamiento correcto se basa en la historia clínica y el examen de la herida. Toda herida debe ser explorada de forma minuciosa para evaluar una posible lesión inadvertida de estructuras nobles subyacentes, como por ejemplo vasos, nervios, tendones…) A la hora de decidir la profilaxis y/o tratamiento es importante tener en cuenta: lugar anatómico de la herida, mecanismo de producción de la herida y superficie con la que ha estado en contacto, tiempo transcurrido desde que se ha producido la herida, estado del huésped (por ejemplo, inmunosupresión) y antecedentes de vacunación.

En este capítulo se exponen algunos aspectos generales del cuidado, profilaxis o eventual tratamiento de las heridas, sin entrar en situaciones más complejas o específicas como heridas quirúrgicas, pacientes inmunocomprometidos o con problemas vasculares.

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