Durante la pandemia ha
cambiado nuestra forma de relacionarnos, de consumir medios digitales y han
aparecido peligrosos nuevos hábitos tóxicos. El pasado jueves 30 de septiembre
tuvo lugar, en el seno del 43º Congreso Nacional de SEMERGEN, la Mesa
sobre Adicciones en pandemia y tiempos post COVID. Prevención y
conductas para una buena salud digital, de la mano de los doctores Eguía
Ángeles, Díaz Carrasco y Díaz-Maroto Muñoz. En ella se habló de las patologías
por el uso excesivo de las nuevas tecnologías, ofreciendo un amplio diccionario
de neologismos cada vez más usados y prevalentes. También se discutió sobre el
tabaco y el consumo de sustancias durante en el confinamiento así como del uso
de las redes sociales y aplicaciones para conocer gente, haciendo hincapié en
sus peligros y capacidad adictiva. Todo ello conformó una ponencia
eminentemente práctica, interactiva, interesante y reflexiva, que sin duda dará
mucho de qué hablar.
Tecnopatologías:
las nuevas enfermedades del siglo XXI
Inició la mesa el
Dr. Eguía Ángeles, aportando datos de una encuesta realizada por SEMERGEN en la
que se observó que hasta un 68 % de los médicos de Atención Primaria
encuestados consideraban que no conocían las tecnopatologías pero les gustaría
formarse en ellas, dado su prevalencia cada vez mayor en la población, y de
esta manera poder reconocerlas y tratarlas. Así, el experto nos introdujo en el
“catálogo” de estos nuevos trastornos , aportando información sobre los más
prevalentes:
NoMofobia (No mobile - phobia)
Miedo irracional a no tener
el teléfono móvil por pérdida, robo, olvido, o incluso miedo a quedarse sin
cobertura. Acuñado en 2008 durante un estudio realizado por la empresa de correos
inglesa Royal Mail y encargado por YouGov (una
firma internacional de investigación con sede en Reino Unido) para evaluar la
posible incidencia de trastornos de ansiedad causados por el excesivo uso de
teléfonos móviles. Un término que emerge como una amenaza a nuestra salud tanto
mental, como social y física.
Los síntomas que puede
provocar varían desde aumento de ansiedad, alteraciones de la respiración,
temblores, sudoración, hasta llegar incluso a la agitación, taquicardia y
desorientación. Y este no es solo un problema de países desarrollados, sino que
se observa que en aquellos lugares donde hay mayor penetración de la red móvil,
hay más nomofobia.
Síndrome
de Google
Aquel que se refiere a
la incapacidad para recordar o facilidad para olvidar datos como consecuencia
del uso frecuente de buscadores de internet para obtener la información.
“Nos lleva a una
disminución de la memoria, de la comprensión, de la interpretación, de la
síntesis y evaluación de problemas, de manera que disminuye la función
cognitiva de la persona”, argumenta el Dr. Eguía Ángeles.
Cibercondría (o
hipocondría digital)
Hace referencia al
comportamiento de una persona que busca de forma obsesiva información sobre
salud en internet para comprobar si los síntomas que tiene, o cree tener, se
deben a una enfermedad grave.
Este término ya se
utilizó en 2001 en diversos medios (diarios, televisión), sin embargo es en
2009 cuando se realiza el primer estudio dirigido específicamente a él,
llevado a cabo por investigadores de Microsoft. Posteriormente, se
han desarrollado también métodos de para ayudar al abordaje de este trastorno,
como la “escala de gravedad de la cibercondría”
Su tratamiento parte
de las mismas bases que aplicaríamos en un paciente con hipocondría:
“transmitir seguridad en lo que decimos, evitar censurar al paciente, conversar
con él, aclarar riesgos y beneficios, empoderar al paciente”, explicó el
experto.
Google Scholar
Syndrome (Síndrome de google “en el plano académico”)
Similar al anterior,
pero se da entre investigadores, personas con bagaje científico, que
desarrollan una cierta obsesión por comparar de forma constante sus índices de
citación, su impacto científico.
Apnea
del Whatsapp (o de cualquier otra red social)
Se refiere a la
necesidad de comprobar compulsivamente si se han recibido nuevos
mensajes.
Depresión
del Facebook ( o de Twitter, Instagram…)
Síntomas superponibles
a un trastorno depresivo, como consecuencia de pasar mucho tiempo en las redes
sociales. En muchas ocasiones, esto traduce una necesidad de aceptación de la
persona por parte de un grupo específico o de la sociedad, insatisfacción
personal.
Sexting
Recepción de fotos o
mensajes de contenido sexual vía digital, que puede llevar a graves
consecuencias cuando estos son distribuidos de manera no consentida.
Cyberbullying
(ciberacoso)
El uso deliberado de
medios digitales para molestar, acosar, humillar a una persona o grupo de personas.
Phubbing
El acto de ignorar a
una persona y al propio entorno por concentrarse en la tecnología móvil.
Vibranxiety
La creencia o ilusión
de sonido del móvil cuando no se ha producido. “Creer que el móvil vibra cuando
no lo ha hecho”
FOJI
(Fear Of Joining In)
La reticencia a
sumarse a una red social o grupo por el miedo a no saber qué publicar en tus
redes, a no obtener reconocimiento, a no ser aceptado en esa red.
Selfiefobia
Miedo a hacerse
un selfie.
Ciberfobia
Miedo a los
ordenadores y/o a la tecnología en general.
Paranoia
informática
Obsesión por
mantenerse a salvo y seguro en Internet, desconfianza importante en equipos
informáticos.
Síndrome
de Hikikomori
Término japonés, más
prevalente en ese país, que se refiere a un aislamiento voluntario de la vida
social, a expensas de una “vida virtual”.
Retterofobia
Miedo a escribir mal
mensajes en Internet.
Editiovultafobia
Rechazo a saber de los
demás en las redes sociales por el miedo a comparar su vida con la propia.
Y muchos más términos
como el multitasking, el ghosting, la digifremia (esquizofrenia
digital, causada por medios y tecnologías que permiten estar en más de un lugar
al mismo tiempo), el cibermareo, el vamping, o la
infobesidad.
Muchos de estos
problemas se evalúan en la actualidad desde una perspectiva científica, para aportar evidencia en su manejo,
para poder aportar así recomendaciones y tratamientos eficaces en estas
situaciones.
Todo este mapa de
nuevos trastornos, en mayor o menor medida puede causar diferentes problemas en
la vida diaria. Entre ellos, el doctor Eguía Ángeles, destacó las alteraciones
visuales (desarrollo de ojo seco, degeneración retiniana), dolencias
musculoesqueléticas (síndrome cervical, codo de selfie, síndrome de
túnel carpiano, dedo en resorte…), y de forma más “global, sistémica”:
sobreprotección a nuestro entorno, miedo al futuro, conspiraciones, grooming,
sexting, pedofilia, miedo a patógenos (bacterias)... “La tecnología y su
avance nos va a ayudar, pero tenemos que saber cómo utilizarla", concluye
el experto.
Tabaco,
adicciones y nuevas tecnologías
La segunda parte de la
sesión, a cargo del doctor Díaz-Maroto Muñoz, se ocupó de la “pandemia del
tabaco”, recordando que “el tabaquismo ha generado más muertes en España en un
año que la COVID-19, 56.000 muertes por enfermedades relacionadas con el tabaco
frente a 50.000 en 2020. Pero el tabaquismo no se va, es una enfermedad crónica
adictiva, y se trata diagnosticando y tratando”.
Vapeo:
uso del cigarro electrónico
Actualmente,
organismos clave como son la Organización Mundial de la salud (OMS), la
Organización Médica Colegial (OMC) y el Ministerio de Sanidad, se posicionan en
contra del uso del cigarrillo electrónico, así como el Convenio
Marco para el Control del Tabaco.
El cigarro
electrónico, inicialmente presentado como “la ayuda para dejar de fumar” es la
“adaptación de la industria tabacalera a las nuevas tecnologías”, sentencia el
experto. “Y el vapeo es la nueva epidemia”, contando con 400.000 usuarios sólo
en España, utilizando anuncios que se emiten en redes sociales como reclamo
para alcanzar a un público cada vez más joven.
Sin embargo, ¿qué ha
ocurrido con el abuso de sustancias durante la pandemia de la COVID-19? La
encuesta OEDA-COVID 2020 ha revelado un
descenso en conjunto del consumo de alcohol, tabaco y cannabis, de lo que puede
inferirse que los cambios en prevalencia y probabilidad de ser consumidor de
riesgo serían sobre todo dependientes de variables sociodemográficas. De esta
manera, sería recomendable contemplar estos hallazgos en el diseño de políticas
y estrategias de salud pública.
Redes
sociales, sexo y aplicaciones para ligar
Por último, el doctor
Díaz Carrasco, dirigió la mesa al uso de las redes sociales para
comunicarnos, y el cambio de paradigma que ha supuesto la pandemia de la
COVID-19 en ello.
Aplicaciones
como Tinder, Meetic, Badoo, incluso Twitter e Instagram han
experimentado un auge y ocupan hoy un lugar privilegiado en la manera de
relacionarse y comunicarse de la sociedad, aunque inicialmente muchas de ellas
habían sido concebidas como “app para ligar”.
Tanto la pandemia como
las sucesivas medidas de confinamiento aumentaron la situación de aislamiento
social de los seres humanos, sociales por naturaleza, provocando una necesidad
de recurrir al uso masivo de las redes sociales e internet para mantener las
necesidades básicas de afiliación y socialización.
“Aunque este hecho
parece positivo, las tecnologías conllevan riesgos que pueden afectarnos
gravemente”, comentó el médico, que haizo referencia a un uso
inmoderado de las redes por parte de los adolescentes para “intercambiar
contenido sexual, y consumir pornografía”, aportando datos:
- Un 26,5 % de los adolescentes han enviado fotos
sexuales a través de mensajería instantánea.
- Un 35,7 % ha consumido ponografía a través de
internet.
- Un 28 % de los adolescentes se ha descargado
aplicaciones para poder ligar.
La industria
pornográfica ha aprovechado el mayor uso de internet y las tecnologías para
expandirse de forma estratégica (“el efecto contagio”), y llegar a un público
mayor y cada vez más joven: el consumo de pornografia a nivel mundial ha
aumentado considerablemente durante la pandemia, y hasta un 62,5 % de los
adolescentes entre 13 y 17 años reconoce haber consumido este producto en algún
momento de su vida, según un informe publicado recientemente por la Universidad
de las Islas Baleares.
El doctor Díaz
Carrasco, incidió en los problemas de adicción que esto puede generar:
convertirse en adicto a la pornografía, o a otros comportamientos como el sexting,
ya mencionado, y que mal utilizados puede llevar a la sextorsión (chantaje) o
al grooming (engaño pedarasta).
Las adicciones a las
nuevas tecnologías y a sus productos derivados cada vez presentan una
incidencia mayor, agravada durante la pandemia. Ser conscientes de ello es el
primer paso para poder actuar frente a los problemas que estos comportamientos
generan.
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