El sello distintivo del trastorno bipolar es la hipomanía o manía, y la fase predominante de la enfermedad es la depresión. El trastorno bipolar, que afecta a aproximadamente 40 millones de personas en todo el mundo, se asocia con una carga psicosocial, médica y financiera sustancial y con una mayor mortalidad por suicidio y otras causas. El diagnóstico puede ser un desafío debido a la superposición de síntomas con el trastorno por déficit de atención con hiperactividad, el trastorno depresivo mayor, los trastornos del espectro psicótico y los trastornos de la personalidad, lo que a menudo conduce a un retraso en el diagnóstico. Los avances recientes en la comprensión del riesgo de enfermedad y la fisiopatología han identificado el riesgo multigénico y las posibles causas infecciosas y mitocondriales. Los enfoques de tratamiento incluyen farmacoterapia, psicoterapia y modificaciones del estilo de vida, que siempre deben estar centrados en el paciente y alineados con los objetivos y prioridades individuales. Las direcciones futuras para la atención del trastorno bipolar incluyen aumentar la disponibilidad de intervenciones psicosociales dirigidas al autocuidado, abordar la depresión bipolar resistente al tratamiento, profundizar la comprensión de la fisiopatología y explorar intervenciones novedosas, como la ketamina, la esketamina, otros antidepresivos de acción rápida y varios enfoques de neuromodulación.
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