Una clase más nueva de medicamentos antidiabéticos podrían
ofrecer un beneficio adicional. Un estudio reciente sugiere que esos
medicamentos reducen las probabilidades de sufrir de insuficiencia
cardiaca.
Investigadores del Hospital Henry Ford de Detroit hallaron
que los pacientes que tomaban unos medicamentos conocidos como GLP-1
tenían más de un 40 por ciento menos de probabilidades de ser
hospitalizados por insuficiencia cardiaca que los pacientes a quienes se
habían recetado otros medicamentos para reducir la glucemia. Los
fármacos antidiabéticos GLP-1 solo se han usado durante algunos años, y
se consideran como tratamientos de segunda línea después de fármacos
bien establecidos, como la metformina, señalaron los médicos.
"No creo que podamos decir que esto evitará mágicamente
todas las muertes por insuficiencia cardiaca, pero la potencia de la
asociación amerita más investigación", afirmó el autor del estudio, el
Dr. David Lanfear, cardiólogo. "La insuficiencia cardiaca es una
afección muy común... pero hay algo en los diabéticos que
definitivamente los pone en mayor riesgo de padecerla".
El estudio fue presentado el domingo en la reunión anual
del Colegio Americano de Cardiología (American College of Cardiology),
en San Francisco. La evidencia presentada en las reuniones médicas no ha
sido revisada por profesionales, y se considera como preliminar.
Según los Institutos Nacionales de Salud de EE. UU.,
alrededor de seis millones de estadounidenses sufren de insuficiencia
cardiaca. Los diabéticos, que ahora son 25 millones en EE. UU., tienen
entre dos y cuatro veces más probabilidades que los que no sufren de la
afección de morir de enfermedad cardiaca, lo que incluye ataques
cardiacos, insuficiencia cardiaca y otros problemas del corazón.
En el estudio retrospectivo, Lanfear y colegas examinaron
los datos de más de 4,400 pacientes que tomaban fármacos antidiabéticos
entre 2000 y 2010. Unos 1,500 tomaban medicamentos GLP-1, y casi 3,000
no los tomaban.
Durante un periodo de seguimiento de nueve meses, los
pacientes que tomaban fármacos GLP-1 tenían un 41 por ciento menos de
probabilidades que los demás de ser hospitalizados por insuficiencia
cardiaca. Además, esos pacientes tenían un 44 por ciento menos de
probabilidades de ser hospitalizados por cualquier motivo, y un 80 por
ciento menos de probabilidades de morir de cualquier causa.
Pero ni Lanfear ni un médico que no participó en la
investigación podían señalar los motivos por los que esta clase más
reciente de fármacos antidiabéticos parecen reducir el riesgo de
insuficiencia cardiaca.
"Aún desconocemos el mecanismo. Se está investigando
activamente", aseguró Lanfear. "Hay pistas, pero se trataría de
especulaciones".
Lanfear anotó que de un total de 20,000 pacientes del
Hospital Henry Ford que tomaban fármacos antidiabéticos durante el
periodo del estudio, apenas 1,500 tomaban medicamentos GLP-1, es decir,
alrededor del 7 por ciento.
"La potencia de la asociación [entre los medicamentos
GLP-1 y una menor incidencia de insuficiencia cardiaca] nos sorprendió
un poco, pero los resultados deben ser confirmados en otros estudios",
comentó. "No podemos tomar esto como una recomendación para estos
fármacos".
El Dr. David Friedman, jefe de servicios de insuficiencia
cardiaca del Hospital Plainview de North Shore-LIJ en Plainview, Nueva
York, afirmó que el estudio es promisorio, y dijo que la investigaciones
futuras deben ser prospectivas, en lugar de analizar datos del pasado.
"La insuficiencia cardiaca es un problema inmenso para los
diabéticos. Cada año, hay alrededor de medio millón de nuevos pacientes
de insuficiencia cardiaca, y una gran parte está conformada por los que
han sobrevivido a un ataque cardiaco, y un número importante de ellos
tienen diabetes", comentó Friedman.
"La diabetes y la obesidad son problemas que ahora reciben
una atención constante, y con el inicio de más casos de insuficiencia
cardiaca, necesitamos hallar métodos más novedosos", añadió. "Si podemos
mejorar los resultados así, tendremos más esperanzas para estos
pacientes".
FUENTES: David Lanfear,
M.D., cardiologist and researcher, Henry Ford Hospital, Detroit; David
Friedman, M.D., chief, heart failure services, North Shore LIJ's
Plainview Hospital, Plainview, N.Y.; March 10, 2013, presentation,
American College of Cardiology annual meeting, San Francisco
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