La International Diabetes Federation (IDF) dentro de su producción periódica de Guías de Práctica Clínica (GPC) ha publicado una para el manejo de las personas mayores con diabetes tipo 2 (DM2).
Como hemos visto, de un tiempo a esta parte, ha surgido la preocupación
por este estrato de edad y prácticamente todas las organizaciones
relacionadas con esta patología han publicado sus recomendaciones. La
IDF, por su parte, y tras su última GPC (Global Guideline for Type 2
Diabetes) del año pasado, no podía dejar pasar la ocasión de profundizar
en esta área específica de la DM2, dado las particularidades de estos
individuos con DM2 relativos a sus características de dependencia,
funcionalidad, fragilidad, comorbilidad, alteración cognitiva/demencia o
esperanza de vida.
Y es que es un tema que adquiere gran importancia pues son conscientes
de que la cantidad de personas mayores de 60 años van a aumentando, al
tiempo que los personas jóvenes van disminuyendo, en los países
occidentales. Así, se calcula que el porcentaje por encima de esta edad
aumentará del 15 al 25% en el 2050, lo que supondrá un reto para los
sistemas sanitarios.
Abordan capítulos relacionados con la calidad de la atención, la
funcionalidad del anciano, la evaluación de los procedimientos que se le
aplican, cribado, diagnóstico y prevención. LA actividad física, la
nutrición, los autocuidados y el autoanálisis glucémico. El riesgo
cardiovascular. El manejo de los objetivos glucémicos, tensionales,
lipídicos, o cuando existe una insuficiencia renal. El cuidado y el
cribado de la visión, de los pies, de la neuropatía. Aspectos relativos a
la vida sexual, de la depresión, del accidente vásculocerebral, de las
hipoglucemias, las caídas, la evaluación y el control del dolor, hasta
llegar al manejo en el final de la vida.
Y es que como puntos importantes debe hacerse una estratificación del
riesgo del anciano DM2 que incluya el estatus funcional, el riesgo de
hipoglucemias, caídas y dolor, estado de comorbilidad y/o fragilidad
(que situan en el 25% de los ancianos) y esperanza de vida incluyendo
los cuidados paliativos.
La primera categoría (cat 1º), en la que se incluyen el anciano
independiente si mermas en las actividades que necesita para su vida
diaria, y que no precisa ayuda externa. En este pueden existir otras
comorbilidades que influyan en el manejo de su DM2.
En la categoría segunda (cat 2º), en la que el anciano es dependiente
por pérdida de función, empeoramiento de su calidad de vida y que
precisa ayuda para sus actividades diarias. Estos tienen riesgo de
ingreso en centros geriátricos. A su vez se dividen en dos
subcaterorías, la cat 2º A, el frágil, que tiene una combinación de
síntomas que incluyen, pérdida de peso, astenia, restricción de la
movilidad y fuerza, riesgo de caídas y riesgo de institucionalización.
Y, la subcategoría cat 2º B, o con demencia, o con alteraciones
cognitivas que el impiden el cuidado de ellos mismos. En estas
categorías se recomienda relajar los objetivos glucémicos, simplificar
los tratamientos, utilizar fármacos con bajo riesgo de hipoglucemias,
educación familiar y establecer estrategias especificas de comunicación.
La última categoría (cat 3º) , o la del final de la vida, cuando la
esperanza de vida es inferior a un año. En esta los objetivos cambian,
se desplaza el objetivo glucémico por el del control del dolor, de la
deshidratación, de la retirada de medicación…que se convierten en
prioridades.
Queda claro, por tanto, que existiría una individualización de los
objetivos glucémicos según el estado funcional del anciano, de la
comorbilidad, del riesgo cardiovascular, de la historia de hipoglucemias
y de las complicaciones microvasculares. Se debe iniciar el
tratamiento con mesura y continuar poco a poco (“start low and go
slow”), haciendo cambios trimestrales. Considerar siempre la retirada de
medicación ante la falta de eficacia, el coste y el riesgo
(hipoglucemia, peso, alteración renal…) de la medicación .
En la cat 1º plantean objetivos de HbA1c entre 7,0-7,5% / 53-59
mmol/mol, e iniciar tratamiento con metformina (MET), a menos que
enfermedad renal o contraindicaciones. Control de la función renal. Las
sulfonilureas (SU) pueden utilizarse si no se toleran o está
contraindicada la MET, pero utilizar aquellas con menor riesgo de
hipoglucemias. Evitar la glibenclamida (glyburide). Los inhibidores de
la dipeptidil dipeptidasea 4 (DPP-4) pueden ser una alternativa válida.
Las glinidas se pueden utilizar si existe una hiperglucemia postprandial
y hábitos alimenticios son erráticos, pero pueden interaccionar con
ciertas medicaciones (betabloqueantes, salicilatos, AINE, macrólidos,
IECA…).
En el segundo nivel se puede añadir una SU a la MET si los objetivos no
se alcanzan. Alternativamente, un inhibidor de DPP-4. Si los
antidiabéticos orales no se toleran valorar la utilización de insulina
basal (ISN b).
En el tercer nivel , se incluye la tripleterapia, la insulina basal
(NPH, glargina, o detemir) o premezclada (bifásica) o los análogos de
los receptores Glucagon-like peptido-1 (GLP-1) .
En la cat 2º los objetivos glucémicos se establecen en HbA1c 7,0-8,0% / 53-64 mmol/mol. En
la subcategoría cat 2º A o frágil el HbA1c podrá llegar a 8,5% / 70
mmol/mol, evitando ADO que produzcan problemas gastrointestinales o
pérdida de peso. La INS tendría efectos anabólicos beneficiosos. En la
cat 2º B o con demencia también la HbA1c podrá llegar a 8,5% / 70
mmol/mol. En la cat 3º el objetivo es evitar la hiperglucemia
sintomática, evitando las hipoglucemias pero considerando la retirada de
medicación incluida la INS en el estadio terminal.
Un buen documento que puede descargarse libremente.
INTERNATIONAL DIABETES FEDERATION MANAGING OLDER PEOPLE WITH TYPE 2 DIABETES GLOBAL GUIDELINE
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