Se denomina acumetría al empleo de pruebas que no utilizan
aparataje electrónico para explorar la audición. Podemos emplear la
palabra, los ruidos o los diapasones.
Los otorrinos somos muy persistentes e insistentes con esto de la
acumetría con diapasones (o acumetría, como la solemos llamar), pero es
que es una prueba que puede ser realizada tanto por el médico de Atención Primaria como por el otorrinolaringólo. Y si además de aportar mucha información, es un examen simple, barato y rápido, ya ni os cuento.
Utilizamos generalmente los diapasones de 256 Hz, 512 Hz, 1024 Hz y 2048
Hz. Para hipoacusias de transmisión es muy rentable el diapasón de 512
Hz.
Juego de diapasones |
Las principales pruebas que realizamos son la prueba de Rinne y la prueba de Weber.
- En la prueba de Rinne comparamos la vía aérea y la vía ósea del mismo oído. Hacemos vibrar el diapason perpendicular al oido, a unos dos cm del conducto auditivo y después lo apoyamos el vástago firmemente en la mastoides.
- En la prueba de Weber comparamos la vía ósea de ambos oídos, apoyando el diapasón vibrando en el centro de la frente (o el paciente también puede morder el vástago del diapasón).
Los resultados que podemos obtener nos los explica fenomenal Almudena (@atrinid) en su blog Aprende otorrino, no voy a repetirme si tampoco puedo aportar nada diferente.
¿Cómo hacemos vibrar el diapasón?
- Si lo hacemos vibrar con los dedos, la verdad es que vibra poco.
- No lo golpearemos ni demasiado fuerte, ni contra algo muy rígido, para evitar excesivas vibraciones o armónicos no deseados.
- Podemos usar el zapato, el tendón rotuliano (protegido), el hueso psiforme, o el codo (como es mi caso).
Ya que hacia referencia al teatro, os dejo un vídeo que hemos grabado "un poco teatrero", para que lo veáis en tiempo real. Hay dos pacientes-actores y un paciente real afecto de una hipoacusia de transmisión. Me quedo con que algún día recordéis lo que dice el paciente: "por el malo", para recordar el Weber de la hipoacusia de transmisión. Gracias también a Carlos y a Lidia. Y no, no me hago daño en el codo.
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