La sarcoidosis es una enfermedad multisistémica que afecta con mayor
frecuencia a jóvenes y mujeres de todo el mundo. Su etiología permanece
desconocida; unos expertos piensan que puede deberse a muchos factores
precipitantes, mientras que otros opinan que solo hay un único agente
antigénico. En ambos casos desencadenarían una respuesta inmune anormal
en un individuo predispuesto genéticamente, aunque solo un pequeño grupo
de alelos de sistema HLA han sido identificados asociados a una mayor
susceptibilidad a presentar la enfermedad.
Se caracteriza anatomopatológicamente por la presencia de granulomas de
células epitelioides no caseosos, siendo los órganos más frecuentemente
afectados los ganglios hiliares bilaterales, pulmones, seguidos de la
piel y los ojos.
Las manifestaciones clínicas varían según sea la forma de presentación:
aguda o crónica y los órganos afectados: adenopatías hiliares, pulmón,
piel, ojo, glándulas exocrinas, corazón, riñón, sistema nervioso
central, etc.
El diagnóstico se establece cuando los hallazgos clínico-radiológicos
son sustentados por una histopatología que evidencia granulomas no
caseosos de células epitelioides y la exclusión de otras enfermedades
granulomatosas.
Muchos pacientes permanecen asintomáticos o tienen síntomas leves y no
precisan tratamiento. En caso necesario, son de primera elección los
corticoides orales, indicados cuando hay síntomas importantes, afección
pulmonar progresiva en las pruebas funcionales o en la radiología, o
manifestaciones extrapulmonares. Las alternativas terapéuticas a los
corticoides, indicadas en ciertos casos especiales, son el metotrexato,
antipalúdicos, leflunomida, azatioprina, infliximab y adalimumab.
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