Esta es una de las preguntas que cuestionan los autores del artículo titulado “Reflexión sobre la prestación farmacéutica en centros sociosanitarios; entendiendo la realidad para cubrir las necesidades”
publicado recientemente en la revista Farmacia Hospitalaria, y que
refleja una de las muchas cuestiones que atienden a la creciente
preocupación de los sistemas sanitarios por la atención a la cronicidad,
y la necesidad de disminuir los costes asociados a su cuidado
especialmente en los centros de asistencia social que atienden a
personas de alta dependencia.
El artículo recuerda, que la progresión demográfica y la situación económica, están obligando a los países más desarrollados a orientar sus sistemas de salud hacia la atención del paciente crónico. De hecho, en nuestro país el ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad publicó en 2012 el documento denominado “Estrategia para el abordaje de la cronicidad en el Sistema Nacional de Salud”, donde fueron establecidos tres puntos clave:
* atención desde equipos interdisciplinares con profesionales de los servicios sanitarios y sociales implicados
* garantizar la continuidad asistencial
* maximizar la participación del paciente y su entorno.
Recuerdan también que la necesidad de
reducir los costes asociados al uso de los medicamentos en este entorno,
el Real Decreto 16/2012 dicta, a través de las bases de la ordenación
farmacéutica, el desarrollo de una atención farmacéutica especializada
mediante la posibilidad, entre otros, del establecimiento de servicios
de farmacia propios o depósitos de medicamentos vinculados a un Servicio
de Farmacia Hospitalaria de la red pública.
Es realizado un breve análisis de la
realidad de los recursos sociosanitarios y modelos de atención
farmacéutica implantados en las diferentes Comunidades Autónomas
españolas, recogidos en parte por el “Informe de la prestación farmacéutica especializada en centros sociosanitarios. Análisis de situación y propuesta CRONOS-SEFH”.
Así son abordadas diversas cuestiones relacionadas con: el cuidado del
paciente institucionalizado desde el punto de vista farmacoterapéutico y
su complejidad; la polimedicación de este tipo de pacientes; la alta
probabilidad de sufrir problemas con la medicación; la atención
farmacéutica basada en la utilización de criterios de valoración de la
calidad de la prescripción (STOPP/START); la sobreutilización en este
ámbito de los antipsicóticos; el elevado riesgo de malnutrición en el
paciente institucionalizado.
Se reflexiona y discute sobre
afirmaciones del tipo “el hospital de agudos no atiende de forma
conveniente al paciente institucionalizado” originando lo que algunos
autores denominan síndrome post-hospital, o las afirmaciones de la National Health
Service poniendo en duda a los Sistemas Personalizados de Dosificación
(SPD) como herramientas básicas de la prestación farmacéutica en los
centros sociosanitarios, al entender que su contribución a la seguridad
no está del todo clara y que su uso no parece reducir errores de
medicación cuando se comparan centros que utilizan estos sistemas con
centros que no los utilizan.
No obstante, es la pregunta con la que
se inicia esta revisión, donde se plantea la clave sobre la que, según
los autores, deben sustentarse las bases reguladoras de la prestación
farmacéutica sociosanitaria en nuestros sistemas de salud.
La respuesta que elaboran se basa en las siguientes premisas:
* La residencia es el
domicilio del paciente y de esta forma tiene asignado su médico de
familia del centro de salud de referencia en la zona.
* Un paciente se considera ambulatorio cuando acude al centro sanitario para ser atendido y vuelve a su domicilio.
Por tanto será domiciliario cuando la
atención sanitaria se desplace a su domicilio y siguiendo el
paralelismo, cuando el paciente permanezca en un centro para ser tratado
en éste y por éste, estará en régimen de internado o ingresado. Sin que sea, desde nuestro punto de vista una realidad actual,
la presencia en nuestro entorno de centros sociosanitarios completos en
equipamiento tanto estructurales como en recursos humanos, los autores
afirman que, en definitiva, los pacientes de un centro de asistencia
social no son atendidos por el centro de atención primaria sino por un
equipo interdisciplinar propio del centro, que en la mayoría de los
casos no está integrado en el sistema de salud.
Acaban el trabajo con una propuesta
clave desde su punto de vista: el modelo de atención farmacéutica en
centros de asistencia social que atiende a pacientes complejos debe desarrollarse desde la atención especializada. Además deberían cumplir las siguientes características:
- Quedar integrado en el sistema de salud, formando parte de la estructura sanitaria.
- Capacidad de adaptación al ámbito, puesto que el seguimiento del paciente crónico complejo requiere colaborar con profesionales no solo sanitarios sino también sociales.
- Quedar vinculado al servicio de farmacia de hospital de referencia o quedar establecido el servicio en el propio centro.
- Independientemente de la estructura, el farmacéutico debe desarrollar su trabajo asistencial en el propio centro.
Finalizan proponiendo la necesidad de
situar al paciente en el eje central de la valoración sobre qué nivel de
prestación farmacéutica debe desarrollarse, sin que el tipo de
prestación sea solo fruto de un simple análisis de costes directos o de
intereses creados e incidiendo en un entorno de integración clínica, no solo farmacéutica, para poder abordar con garantías una mejora en el cuidado de estas personas, así como garantizar la continuidad asistencial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario