Para saber que Eusebio tenía una sífilis
nos bastó con verles los pies. Bueno, eso y preguntarle un poco por su
agitada vida sentimental. Luego nos explicó que unos 3 meses antes había
tenido “una pupita” en el pene que se había llegado a curar
sola. Una confirmación serológica (RPR +1/16 y TPHA) y el resto, es
historia (y un poco de penicilina).
Pero hoy no vamos a hablar de las manifestaciones clínicas de la sífilis.
Ni siquiera del tratamiento (ya lo hicimos hace algunos años y las
cosas no han cambiado demasiado desde entonces). Hoy vamos a aprovechar
la ocasión para intentar aclarar algunos malentendidos y confusiones que
surgen a la hora de interpretar las serologías de la lúes. Si lo
tenéis del todo claro, no hace falta que sigáis leyendo, id al vídeo
del final. Si no, agarraos que vienen curvas luéticas.
Vale la pena recordar que en los diferentes estadios sobre la evolución
natural de la enfermedad se ha visto que un 33% de los pacientes curan
espontáneamente con negativización de las pruebas reagínicas, otro 33%
no desarrolla síntomas de progresión pese a que las pruebas treponémicas
permanecen positivas y el otro 33% desarrolla una enfermedad tardía
(17% sífilis tardía benigna, 8% neurosífilis y 8% sífilis
cardiovascular). Y recordemos también que el Treponema pallidum
es capaz de traspasar la barrera placentaria fácilmente a partir del
tercer o cuarto mes de gestación, con consecuencias desastrosas.
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