1. Introducción.
Los mucolíticos son fármacos cuyo objetivo es modificar las
características del moco
para hacerlo menos espeso y más fácil de eliminar. Se usan
principalmente como
tratamiento sintomático en enfermedades respiratorias, tanto
agudas como crónicas.
Entre los más conocidos se encuentran la N-acetilcisteína
(NAC)o la carbocisteína.
Su lógica terapéutica parece sencilla: si el moco es más
fluido, se elimina mejor y mejora
la sensación de congestión y tos. Pero ¿Esta lógica se
sostiene con evidencia científica?
2. Infecciones respiratorias agudas. Ni recomendados ni eficaces.
Las infecciones respiratorias agudas, como la bronquitis
aguda, son de origen vírico en
la mayoría de los casos y suelen resolverse espontáneamente
en 1-3 semanas. En estos
casos, el tratamiento suele ser sintomático y conservador.
Aun así, el uso de mucolíticos
está bastante extendido.
2.1. Enfoque de las guías.
• UpToDate no menciona los mucolíticos como parte del manejo
de la bronquitis
aguda.
• BMJ Best Practice, siguiendo la guía NICE, afirma que no
deben utilizarse por su
escasa eficacia.
• La Guía del American College of Chest Physicians indica
que no hay suficiente
evidencia para confirmar su efectividad y sugiere no usarlos
de forma rutinaria.
• En España, la Guía del Plan Nacional frente a la
Resistencia a los Antibióticos
(PRAN) desaconseja su uso por falta de efectividad (Grado A
de recomendación).
Además, se advierte que los antihistamínicos tampoco
deberían usarse en este
contexto, ya que secan las secreciones y pueden dificultar
la recuperación.
2.2. Riesgos.
Aunque suelen considerarse fármacos seguros, pueden provocar
efectos secundarios,
especialmente a nivel digestivo (náuseas, diarrea, dolor
abdominal) y cutáneo (prurito,
erupciones). Si a esto le sumamos su nula eficacia en
procesos agudos, el balance riesgo
beneficio es claramente negativo.
3. Enfermedades respiratorias crónicas como la EPOC.
¿Cambia algo?
Sí, aquí la historia es distinta. En enfermedades crónicas
como la bronquitis crónica y la
EPOC, el uso prolongado de mucolíticos ha mostrado
beneficios modestos pero
relevantes.
Revisión Cochrane (2019)
Una de las revisiones más completas hasta la fecha incluyó
38 estudios con más de
10.000 pacientes adultos. Sus conclusiones:
• Menor riesgo de exacerbaciones en quienes tomaban
mucolíticos frente a
placebo.
• Se estimó que ocho personas deben tratarse durante 9 meses
para evitar una
exacerbación adicional.
• Reducción discreta de los días de discapacidad (menos de
medio día por mes).
• Disminución en los ingresos hospitalarios (basado en solo
5 estudios).
• Sin efectos secundarios graves ni mayor mortalidad.
• Sin cambios relevantes en calidad de vida o función
pulmonar.
Un detalle importante: los estudios más antiguos parecían
mostrar mejores resultados
que los más recientes, lo cual puede indicar un sesgo de
publicación o simplemente una
mejora en la metodología de los ensayos modernos.
Guía GOLD 2024
La Global Initiative for Chronic Obstructive Lung Disease
(GOLD) menciona que, en
pacientes con EPOC que no reciben corticosteroides
inhalados, los mucolíticos como la
NAC y la carbocisteína podrían reducir exacerbaciones y
mejorar modestamente el
estado de salud.
Eso sí: debido a la gran heterogeneidad de los pacientes,
dosis y fármacos empleados,
no se puede definir claramente qué pacientes se
beneficiarían más.
4. Conclusiones.
En infecciones respiratorias agudas como la bronquitis: NO.
• No han demostrado eficacia.
• Pueden tener efectos secundarios innecesarios.
• No están recomendados en ninguna guía clínica de
referencia.
• La hidratación y el manejo sintomático siguen siendo la
mejor opción.
En EPOC y bronquitis crónica: DEPENDE.
• Pueden reducir exacerbaciones y días de enfermedad, aunque
con beneficios
discretos.
• Podrían considerarse en pacientes seleccionados,
especialmente si no están en
tratamiento con GCI.
• La elección debe ser individualizada y basada en criterios
clínicos claros.
En conclusión, el uso de mucolíticos refleja cómo a veces la
tradición médica o las
expectativas del paciente pesan más que la evidencia
científica. Aunque pueden tener
un papel en enfermedades crónicas concretas, su uso
sistemático en procesos agudos
carece de justificación.
Una buena hidratación, el reposo y una adecuada información
al paciente siguen
siendo pilares fundamentales en el manejo de las infecciones
respiratorias.