VERSIÓN RÁPIDA
GF, mujer, de 42 años, buscó atención médica por presentar náuseas y vómitos desde hacía dos meses, con un deterioro significativo de la ingesta de alimentos y la consiguiente pérdida de 10 kg. No tenía otras quejas. Informó ser hipertensa, usar losartán e hidroclorotiazida, sin otras comorbilidades. No presentó cambios significativos en el examen físico.
El médico solicitó pruebas, que mostraron disfunción renal (creatinina = 2,5 mg / dl y urea = 90 mg / dl) e hipercalcemia (calcio corregido por la albúmina = 20 mg / dl).
Seguidamente, GF fue hospitalizada para corregir los alarmantes niveles de calcio. Se inició la hidratación intravenosa, con reducción del calcio a 12.6 mg / dl, pero sin mejoría de la función renal. Luego, el médico la derivó a evaluación hematológica bajo la hipótesis de mieloma múltiple. El hematólogo solicitó y evaluó sus exámenes, que incluyeron una vitamina D sérica de 150 ng / ml y una hormona paratiroidea = 5.0 mg / dl. Cuando se le volvió a entrevistar a la paciente, recordó que había estado usando vitamina D (manipulada) durante cuatro meses, recibiendo una dosis de 50,000 UI por semana durante 8 semanas y luego 7000 UI por semana. La suplementación había sido indicada por su ginecólogo después del resultado de de vitamina D en suero de 19.9 ng / ml. Por eso, se diagnosticó de hipervitaminosis iatrogénica, que llevó a hipercalcemia y a una alteración de la función renal. Después de hidratación vigorosa, la suspensión de la suplementación con vitaminas y el inicio de la terapia con corticoides, la paciente presentó una mejoría parcial de la hipercalcemia y la función renal, fue dado de alta con hiperhidratación oral, restricción de ingesta de vitamina D en la dieta y se recomendó retornar en una semana para exámenes adicionales.VERSIÒN LENTAGF, mujer de 42 años, busca a su ginecólogo para exámenes preventivos de rutina. Se realizó examen ginecológico y recolección de citología oncótica, ambas normales. En ausencia de alguna queja concreta, no se solicitan pruebas de laboratorio. La paciente le pregunta a su médico acerca de la vitamina D porque ha escuchado que es importante recibir suplementos para prevenir la osteoporosis. La paciente recibe unas explicaciones de su médico aclarándole que la suplementación solo ha demostrado beneficios en personas de alto riesgo (un grupo en el que no encaja), por lo que no es necesario que se haga una prueba de dosificación de vitaminas. Explica que la mejor estrategia para prevenir la osteoporosis en su caso es mantener una actividad física regular y una dieta saludable rica en pescados como el salmón, el atún y alimentos ricos en calcio y vitamina D.
RÁPIDO VERSUS LENTO:
La creencia de que el uso de vitaminas es inocuo y, por lo tanto, puede ser prescrito a cualquier paciente no solo es falso sino también peligroso. La detección de hipovitaminosis en pacientes que no están en el grupo de riesgo no está recomendada por las guías principales relacionadas con el tema, debido a la ausencia de evidencia del beneficio de la suplementación con vitaminas en estas poblaciones, y con posibilidad de daños graves (como se observó en el caso descrito anteriormente). La opinión de Slow Medicine sobre el papel de las estrategias de detección y prevención es bastante clara: son excelentes estrategias cuando se aplican a la población que realmente se beneficiará de ellas (grupos de riesgo), pero pueden ser catastróficas si se usan ampliamente y sin discreción.