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Las fracturas osteoporóticas aumentan la morbilidad y la mortalidad, por lo que se debe tratar la osteoporosis en pacientes con alto riesgo de fracturas. Además del calcio y la vitamina D, el tratamiento de la osteoporosis puede incluir fármacos, como los bisfosfonatos y el denosumab, que reducen la resorción ósea, o fármacos anabólicos como la teriparatida, que aumentan la formación de hueso. Dado que estos tratamientos pueden no ser efectivos, se están estudiando otras opciones.
Un área de investigación ha sido una sustancia llamada esclerostina, que es producida por osteocitos. Su efecto es aumentar la resorción ósea y disminuir la formación de hueso. Por tanto, la densidad ósea puede aumentar si se pueden bloquear los efectos de la esclerostina. Romosozumab es un anticuerpo monoclonal que se une a la esclerostina e inhibe su acción. El medicamento debe administrarse mediante inyecciones subcutáneas mensuales. Una consideración práctica para los pacientes es que la formulación disponible contiene la mitad de la dosis mensual recomendada (210 mg). Esto significa que se requerirán dos inyecciones. Se necesitan aproximadamente tres meses para alcanzar una concentración de estado estable. Al igual que otros anticuerpos, se cree que el romosozumab se elimina por catabolismo.
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