Una de los
conceptos que han traído los nuevos canales propiciados por las TIC a
los pacientes ha sido un término que acompaña desde hace unos años al
paciente y levanta cierta controversia a la hora de definirlo, el
denominado 'paciente empoderado'.
Pero ¿Quién es exactamente el paciente empoderado? ¿Qué función debe realizar? Existen bastantes
debates, documentos y webs que hablan de ellos, afirman y matizan la
definición de qué son y quiénes se pueden considerar como tales desde
hace ya algunos años.
El término, que ya existía como tal antes de la llegada de las TIC, alude al nuevo rol activo del paciente con respeto a la gestión de su salud,
en una época en la que existen miles de webs y apps destinados a
ayudarle en esa gestión. Este hecho ha cambiado su mínima participación
dentro del sistema sanitario pre TIC y lo ha ligado a un cambio de
mentalidad total en la que el paciente toma un papel más proactivo. Por
tanto, las TIC dan la posibilidad al paciente tradicional de participar en las decisiones sobre su salud de una forma más activa que antes de que las nuevas tecnologías existieran.
Sin embargo,
existen puntos que generan debate y división de opiniones. Por ejemplo,
el hecho de tener información y estar formado no da obligatoriamente la
potestad de cuestionar todo ni de sentar cátedra, pero sí de acompañar
en el manejo a la enfermedad.
Por tanto, un paciente empoderado
tiene que alinearse con la responsabilidad respecto a su salud y al
equipo médico, y compromiso con él mismo y con su propia salud. Además,
debe exigirse a si mismo prudencia: un
paciente irresponsable, imprudente y que se cree que puede sentar
cátedra solo por tener información, no es un paciente empoderado.
El paciente empoderado debe ser un paciente responsable, prudente, formado e informado, y en este punto entra el profesional sanitario. Debe tener capacidad
para decidir y resolver problemas gracias al conocimiento, pero también
gracias a la información que le ayudará a entender la enfermedad y su
tratamiento. En este punto entra en juego el rol del profesional
sanitario, ya que corresponde a los profesionales de la salud para
acercarles conocimientos y las habilidades para que el paciente sea
capaz de escoger entre las opciones que existen con tranquildad y
seguridad.
En
definitiva, unos pacientes más informados y más responsables pueden
mejorar el sistema al corresponsabilizarse de su salud gracias al
conocimiento.
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