Algunos estudios observacionales han informado de que el aumento de la ingesta de agua desempeñó una función en la prevención de la formación de cálculos urinarios, pero la solidez de la evidencia disponible es limitada.
Los cálculos renales son comunes y la restricción hidrica debe ser estricta cuando se padecen, pero parece que el hecho de beber más agua puede evitar que las personas que nunca han tenido cálculos los desarrollen y ayudar a prevenir que las personas que han tenido cálculos en el pasado los desarrollen nuevamente. No obstante, no existe seguridad sobre su funcionamiento ni de si el hecho de beber más agua tiene efectos no deseados.
Para Comparar los efectos del aumento de la ingesta de agua con la ingesta estándar de agua para la prevención de la formación de cálculos urinarios en personas con o sin antecedentes de cálculos urinarios, se realizó una búsqueda sistemática en PubMed (MEDLINE), EMBASE (Ovid) y en la Cochrane Library hasta el 15 de octubre de 2019. Se hicieron búsquedas manuales de artículos de revisión, registros de ensayos clínicos y listas de referencias de artículos recuperados, sin aplicar ninguna restricción en cuanto al idioma o el estado de la publicación.
En la selección de las fuentes se incluyeron ensayos controlados aleatorizados (ECA) y cuasialeatorizados que analizaron los efectos beneficiosos y perjudiciales del aumento de la ingesta de agua versus la ingesta de agua estándar para la prevención de la formación de cálculos urinarios en participantes con o sin antecedentes de cálculos urinarios. La certeza de la evidencia se evaluó mediante criterios GRADE.
La búsqueda no identificó ningún ECA que investigara la función del aumento de la ingesta de agua para la prevención de la formación de cálculos urinarios en participantes sin antecedentes de cálculos urinarios (prevención primaria). Se encontró un ECA que evaluaba los efectos del aumento de la ingesta de agua versus la ingesta estándar de agua para la prevención de la formación de cálculos urinarios en personas con antecedentes de cálculos urinarios (prevención secundaria). En este ensayo se asignó al azar a 220 participantes (110 participantes en el grupo de intervención con aumento en la ingesta de agua y 110 en el grupo de control con una ingesta de agua estándar). El aumento de la ingesta de agua se definió como el logro de un volumen de orina de al menos 2,0 L por día mediante la ingesta de agua.
Según este estudio, el aumento de la ingesta de agua puede disminuir las recurrencias de cálculos (RR 0,45; IC del 95%: 0,24 a 0,84; 199 participantes; evidencia de certeza baja), lo cual corresponde a 149 recurrencias de cálculos menos (43 menos a 205 menos) por 1000 participantes con 270 recurrencias de cálculos por 1000 participantes durante cinco años en el grupo de control.
El aumento de la ingesta de agua también puede prolongar el tiempo hasta la recurrencia de cálculos urinarios en comparación con la ingesta de agua estándar (CRI 0,40; IC del 95%: 0,20 a 0,79; 199 participantes; evidencia de certeza baja); sobre la base de una tasa de recurrencia de cálculos de 270 por 1000 participantes durante cinco años, lo cual corresponde a 152 recurrencias menos (209 menos a 50 menos) por 1000 participantes.
Para ambos resultados, la certeza de la evidencia disminuyó por las limitaciones de los estudios y por la imprecisión. No se encontró evidencia en cuanto al resultado de los eventos adversos
No se encontró evidencia de ECA sobre la función del aumento de la ingesta de agua para la prevención primaria de los cálculos urinarios. Para la prevención secundaria, el aumento de la ingesta de agua que alcanza un volumen de orina de al menos 2,0 L/día puede reducir la recurrencia de los cálculos urinarios y prolongar el tiempo hasta la recurrencia en el caso de las personas con antecedentes de cálculos urinarios. Sin embargo, la confianza en estos hallazgos es limitada. No se encontró evidencia de eventos adversos.
Implicaciones para la práctica
Sobre la base de esta revisión, existe una evidencia de baja calidad de que la mayor ingesta de agua para lograr un volumen de orina de al menos 2,0 L reduzca la recurrencia de cálculos y prolongue el tiempo hasta la recurrencia para la prevención secundaria. No obstante, debido a estos hallazgos y a la evidencia indirecta (aunque no se evalúa formalmente en esta revisión) de que no hay efectos adversos graves asociados a esta intervención, el aumento de la ingesta de agua para lograr por lo menos 2,0 litros de orina diarios queda reflejada en las guías de práctica actuales basadas en la evidencia de la American Urological Association (Pearle 2014), el American College of Physicians (Qaseem 2015), y la European Association of Urology (Skolarikos 2015).
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