lunes, 10 de noviembre de 2014

Medicina de Familia Tortuga La Medicina de Familia a paso de tortuga. Por qué No habrá ninguna cura para la depresión

En el Blog de Ciencia del Huffington, Jonathan Rottenberg   Profesor Asociado de Psicología de la Universidad del Sur de Florida y autor de “The Depths: The Evolutionary Origins of the Depression Epidemic”  colgó un post Why There Will Be No Cure for Depression  resumiendo su interpretación de la derivación evolutiva de la depresión y las consecuencias terapéuticas de esta visión. Se traduce íntegramente a continuación.
En una época de presupuestos ajustados, los partidarios de la investigación de la depresión sostienen que se necesitan más fondos para encontrar una cura. Esto parece razonable, pero puede estar totalmente equivocado El problema de la depresión ha aumentado incluso habiéndosele dedicado más recursos para la investigación y tratamiento.
Unas 38 millones de adultos estadounidenses luchan contra la depresión. La Organización Mundial de la Salud pronostica que en 2030, el impacto de la discapacidad y vida perdida debido a la depresión será mayor que el de la guerra, accidentes, cáncer, enfermedades cerebrovasculares, o cualquier otra condición de salud, incluidas las enfermedades cardiovasculares. Richard A. Friedman escribió recientemente: “De todas las enfermedades graves, físicas o mentales, la depresión ha sido una de los más difíciles de dominar.” A pesar de haber 26 antidepresivos diferentes para elegir, sólo un tercio de los pacientes con depresión mayor experimentará una remisión completa después de un ciclo de tratamiento. Los antidepresivos más nuevos no son más eficaces que las desarrolladas hace casi 60 años.
Nuestro enfoque principal de la depresión es biomédico y asume que la depresión es una enfermedad. Sin embargo, ha fracasado la búsqueda para descubrir un defecto fundamental en el cerebro que cause la depresión. Sigue sin haber ninguna prueba biológica para el diagnóstico de la depresión, a pesar de los cientos de ensayos físicos, ni existen genes que puedan predecirla fuertemente. Brillantes científicos no pueden encontrar el defecto – incluso si buscan con diferentes o más caros juguetes – porque su búsqueda está animada por la pregunta equivocada: ¿Dónde está la enfermedad?
Podemos entender la tenacidad desconcertante de la depresión al plantear la pregunta opuesta: ¿Cómo nos ha construido la naturaleza con la capacidad de deprimirnos? La depresión es un subproducto de la evolución, que ha dado forma no sólo a las estructuras físicas de nuestros cuerpos, sino a los mecanismos básicos de nuestras mentes. El humor es una adaptación clave que compartimos con otros animales.
Los estados de ánimo han sido seleccionados porque sintonizan flexiblemente el comportamiento a los requisitos situacionales. Los estados de ánimo altos conducen a una búsqueda más eficiente de recompensas. Los bajos estados de ánimo centran la atención en las amenazas y obstáculos y restringen el comportamiento.
Los estados de ánimo son una adaptación inteligente porque integran múltiples aspectos de lo bien o mal que estamos haciendo. Los estados de ánimo siguen a los recursos clave en nuestro entorno externo (como la comida, aliados y compañeros potenciales) y nuestro ambiente interno (por ejemplo, la fatiga, los niveles hormonales, y la adecuación de la hidratación). Cuando las condiciones son desfavorables, o cuando las metas son inalcanzables, los estados de ánimo bajos pausan el comportamiento para asegurar que un animal no se involucra en esfuerzos infructuosos. Esta eficiencia es importante, dado que los recursos de todo tipo – tiempo, energía o dinero – son finitos.
Al igual que el dolor nos protege de las lesiones, los aspectos desagradables del estado de ánimo bajo están en consonancia con su utilidad. Las personas con un estado de ánimo bajo pueden culparse y criticarse a sí mismas, dando vueltas en su cabeza una y otra vez a situaciones que fueron mal, y experimentan pesimismo sobre el futuro. Estas características, aunque incómodas, también son potencialmente útiles ya que una aguda conciencia de lo que ya ha salido mal puede ayudar a una persona a evitar los factores de estrés similares en el futuro. Los experimentos publicados por el psicólogo Joseph Forgas han proporcionado algunas de las demostraciones más fuertes de las formas en que el estado de ánimo bajo beneficia los pensamiento y la toma de decisiones.
Ninguna adaptación es perfecta. Las adaptaciones presentan diversos equilibrios entre beneficios y costos. Nuestros grandes cerebros han permitido nuestro dominio sobre el planeta y también han hecho el parto mucho más peligroso. Nuestra propensión a la ansiedad es a la vez una defensa importante contra las amenazas y una acechante vulnerabilidad ante las condiciones paralizantes. El estado de ánimo bajo es útil en promedio, pero tiene sus costos. La falta de acción conlleva un riesgo en un mundo dinámico. En las formas más graves de bajo estado de ánimo, estos costos son más altos, tales como daños en el cuerpo a partir de la liberación de las hormonas del estrés.
¿Por qué se ha vuelto tan frecuente la depresión? Un antiguo sistema de estados de ánimo ha colisionado con un entorno operativo altamente novedoso creado por una especie notable. La depresión es peor en los humanos que en otros mamíferos no porque nuestra especie tenga más defectos sino por nuestras fortalezas únicas. El lenguaje avanzado permite deleitarse; nuestra capacidad de establecer objetivos ambiciosos a largo plazo crea nuevas oportunidades para el fracaso; nuestra cultura elaborada presenta expectativas de felicidad que no puede posiblemente ser cumplidas.
¿Cómo vamos a contener mejor la depresión? No hay que esperar ninguna píldora mágica. Una de las lecciones aprendidas en el tratamiento del dolor crónico es que son difíciles de ignorar las respuestas que están cableados en el cuerpo y la mente. En lugar de ello, debemos seguir la economía del estado de ánimo a donde nos lleva, atendiendo a las fuentes que llevan a tantos a estados bajos de ánimo – pensar en rutinas que se caracterizan por demasiado trabajo y muy poco sueño. Necesitamos una mayor alfabetización sobre los estados de ánimo y un conocimiento de las herramientas que interrumpen los estados bajos de ánimo antes de que se vuelvan más largos y más severos. Estas herramientas incluyen alterar nuestra forma de pensar, los eventos que nos rodean, nuestras relaciones, y las condiciones de nuestro cuerpo (mediante ejercicio, medicación o dieta).
Durante los últimos 20 años hemos estado escuchando al Prozac. Es hora de escuchar a la depresión.
ELEMENTOS TEÓRICOS RELACIONADOS CON LA CLÍNICA DE MEDICINA DE FAMILIA DESDE UN ENFOQUE SISTÉMICO
COMENTARIOS TORTUGA
El ecosistema es un sistema dinámico relativamente autónomo, formado por una comunidad natural y su ambiente físico. El ecosistema es el
conjunto de seres vivos (comunidad ecológica o biocenosis), el medio físico donde viven (biotopo) y las relaciones que se establecen entre ellos. Se puede realizar otra clasificación de los ecosistemas atendiendo a sus comunidades, como en el caso de un ecosistema humano. En un ecosistema tienen lugar diferentes interacciones de los seres vivos entre sí y entre estos y los factores ambientales abióticos. Se trata de sistemas abiertos, dinámicos y complejos. La teoría de la ecología humana actual está muy vinculada a la teoría de sistemas, al análisis de la estructura de los sistemas sociales y al concepto de ecosistema (marco en el que interactúan la naturaleza viviente y los componentes abióticos o no vivos). El pensamiento sistémico es la actividad realizada por la mente con el fin de comprender el funcionamiento de un sistema y resolver el problema que presenten sus propiedades emergentes. El pensamiento sistémico es un marco conceptual que se ha desarrollado para que los patrones totales resulten más claros y permitan modificarlos. Entre sus criterios psicológicos se encuentran: 1. Las propiedades esenciales pertenecen al conjunto, ninguna de las partes las tiene por sí sola.; 2. La atención ha de ser focalizada en distintos niveles del sistema: Lo micro y lo macro, lo sub y lo supra.; 3. Es un tipo de pensamiento medioambiental.; 4. Una parte es un patrón en una inseparable red de relaciones.; 5. El conocimiento se teje en una amplia red (en el mecanicismo se pensaba que se construía). La realidad es una red de relaciones.
Según este marco teórico, la depresión se ha originado en una red de relaciones que abarcan no solo al hombre aislado sino al hombre relacionado con la naturaleza física y con otros animales, incluido hombres. Y esto tanto en el presente como en el pasado.El humor depresivo que emerge en estas interacciones debe enfocarse, pues, con un pensamiento sistémico que permita comprender su significado en el presente y en el pasado para el individuo y para su entorno. En este enfoque deberían contemplarse no solo la etiología -lo que nos permite comprender el significado- sino también la intervención -lo que nos permite establecer nuevos significados. Y en todo este proceso se evidencia que el fármaco es un elemento, que, aun siendo válido, resulta claramente insuficiente. Entre las muchas facetas que pueden aflorar del análisis sistémico de una depresión por parte de un paciente y su médico de familia puede aflorar la comprensión del papel de la depresión tanto en su propia vida como en la de la especie humana y facilitar así una reestructuración de las atribuciones mentales erróneas de tipo autoculpabilización y baja autoestima. De este modoi el médico de familia, ayudando al paciente a poner su depresión en perspectiva filogenética, facilitaría su aceptación y de ahí la transformación del sufrimiento psicológico (evitable) en simple dolor (inevitable).

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