martes, 4 de noviembre de 2014

Sesión DICAF. Riesgo de infarto de miocardio en hombres de edad avanzada que reciben terapia de testosterona.

Ann Pharmacother. 2014; 48 (9): 1138-1144
Nuevos datos desvinculan el tratamiento con testosterona de un aumento del riesgo de ataque al corazón.
Producida por las glándulas gónadas masculinas, la testosterona  es la hormona androgénica más importante.  Participa en funciones tales como mantenimiento de la fortaleza de huesos y músculos, producción de  espermatozoides, mantenimiento del deseo sexual, producción de glóbulos blancos y mantenimiento de la energía vital  en general. A medida que pasa el tiempo y el cuerpo  envejece, los niveles de testosterona disminuyen lentamente. Esto puede llevar a que, a largo plazo, se puedan presentar signos y síntomas relacionados con este descenso  como  bajo deseo sexual, problemas para tener una erección, bajo conteo de espermatozoides, insomnio, disminución del tamaño y de la fuerza muscular, y de la densidad ósea, aumento de la grasa corporal, depresión, problemas de memoria  o dificultad para la concentración.
El uso de terapia de reemplazo de testosterona para combatir algunos de estos síntomas se ha incrementado sustancialmente en la última década entre los hombres de edad avanzada. En países como estados unidos se estima que el número de tratamientos se ha multiplicado por cuatro desde inicio del siglo.
 Por otro lado, las investigaciones sobre los efectos de la terapia de testosterona en los resultados cardiovasculares han presentado  resultados inconsistentes, cosa que ha producido cierta inquietud a nivel internacional, especialmente en los últimos años,    sobre la base de los resultados de un ensayo clínico y dos estudios de observación de los que se desprendía un aumento del riesgo de ataque cardiaco y accidente cerebro vascular entre   los hombres mayores bajo este tipo de terapia.
Un nuevo estudio realizado en la “University of Texas Medical Branch” en Galveston, analizó los casos de más de 250.000 hombres de 66 o más años, con características clínicas y sociodemográficas variadas,  entre  los que  se identificaron 6.355 pacientes tratados con al menos 1 inyección intramuscular de testosterona que durante el periodo 1997 a 2005, y que en ningún caso hubiesen recibido tratamiento  por un tiempo  superior a 8 años.  Los datos colectados se compararon con una población de 19.065 hombres con características similares, no usuarios de testosterona (1: 3)
En un análisis de regresión de Cox ajustando por características demográficas y clínicas, la recepción de terapia de testosterona no se asoció con un mayor riesgo de infarto de miocardio (hazard ratio [HR] = 0,84; IC 95% = 0,69-1,02). De hecho para los hombres con puntuación pronóstica  de infarto de miocardio  situados en el cuartil más alto, la terapia de testosterona pudo asociarse  con un menor riesgo de ataque cardiaco (HR = 0,69; IC del 95% = 0,53-0,92).
Los autores destacan que se trata de  un análisis riguroso, realizado con  un gran número de pacientes y la existencia de una gran cantidad de evidencia   consistente con sus  hallazgos

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