Los ácidos grasos omega-3 son un
grupo de ácidos grasos poliinsaturados de cada larga que se encuentran en
elevada proporción en pescados, como el ácido eicosapentaenoico (EPA) y el
ácido docosahexaenoico (DHA); así como en algunas plantas, como el ácido
linolénico (ALA) ácido graso esencial, es decir que la única forma de obtenerlo
es a través de los alimentos puesto que nuestro organismo no lo produce.
Constantemente se hablan de los
beneficios de los ácidos grasos omega 3 para la salud cardiovascular. Existe la
creencia de que comer pescado o tomar suplementos de omega-3 disminuye el
riesgo cardiovascular y de muerte, y son numerosos la cantidad de estudios existentes
al respecto con resultados dispares.
A raíz de esto, se ha publicado
una revisión sistemática el 30 de Noviembre de 2018, cuyo objetivo principal
era evaluar los efectos del aumento de consumo de ácidos grasos omega-3 en la mortalidad
por cualquier causa, en los eventos cardiovasculares y el efecto que tienen en
el perfil lipídico de los individuos.
El método utilizado fue la búsqueda de
ensayos clínicos aleatorizados en CENTRAL, MEDLINE
y Embase hasta abril de 2017 y también en ClinicalTrials.gov y en el World
Health Organization International Clinical Trials Registry hasta septiembre de
2016, sin restricciones de idioma y seleccionando aquellos que tuviesen
una duración de al menos 12 meses.
Finalmente, se incluyeron 79
ensayos (más de 112.00 participantes), de estos solamente 25 tenían un riesgo
de sesgo bajo. Se incluyeron pacientes
con un riesgo cardiovascular variable, algunos con enfermedad preexistente y algunos
sanos que residían en Norteamérica, Europa, Australia y (países con un
nivel socioeconómico elevado).
En la mayoría de los estudios se
comparaba la dieta habitual con placebo frente a la dieta enriquecida con
cápsulas de EPA, DHA y ALA (entre 0.5-5 gr/ día).
Se trata de la evaluación
sistemática más extensa realizada hasta la fecha, sobre los efectos de los
ácidos grasos omega-3 sobre la salud cardiovascular.
Finalmente, el metaanálisis y los
análisis de sensibilidad revelaron que los ácidos grasos omega-3 tenían poco o ningún efecto sobre la mortalidad y
los eventos cardiovasculares; salvo los EPA y DHA que disminuían un 15% los
niveles de triglicéridos en sangre de forma dosis dependiente y aumenta
levemente el colesterol HDL. Todo esto extraído de ensayos que presentaban un
nivel de calidad moderada-alta.
Otra de las conclusiones que se
recogen es que el consumo de ácido alfalinolénico (como nueces o margarina
enriquecida) logra poco o ningún efecto en la mortalidad por cualquier causa,
por causa cardiovascular o en los
eventos coronarios; evidencia recogida de estudios de calidad moderada y baja.
Además se concluyó que probablemente reduzcan el riesgo de arritmias, y en este
caso los resultados fueron extraídos de estudios de calidad moderada.
Tampoco se detectó que estas
sustancias disminuyesen la presión arterial o el riesgo de eventos adversos
como sangrado; por lo que estos mecanismos atribuidos a
la actividad de los omega-3 como descenso de la presión arterial o la reducción
de la tendencia trombótica, no son evidentes en los humanos.
Como resultados
secundarios, se detectó que no existe evidencia de que los ácidos grasos
omega-3 tengan efectos diferenciales para la prevención primaria o secundaria
de enfermedades cardiovasculares.
Además, tras realizar
análisis de subgrupos no se encontró evidencia de efectos diferenciales según
la dosis de ácidos grasos omega-3 en ningún resultado, excepto en la reducción
de los triglicéridos séricos con DHA y EPA, donde a mayor dosis de estos, mayor
era la reducción.
Bibliografía:
Autora: Ana Isabel Seoane Novás. MFyC en C. Aux. Convento de
Jerusalén. (Hospital General).
Foto: Antonio Fornos.
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