Una niña de 2 años y medio y 11 kg de peso es traída a urgencias por sus padres por dolor abdominal y 5 días sin realizar deposiciones. La familia refiere el antecedente de estreñimiento crónico que no ha mejorado tras tratamiento de 3 meses con laxantes orales.
En la exploración física la palpación abdominal es indolora pero se palpa una masa, probablemente fecal, en fosa ilíaca izquierda. En el tacto rectal hay heces en ampolla rectal. Parece que la causa del dolor está clara.
No obstante, se realiza una analítica sanguínea en la que no hay alteraciones y tras ello se le administra un enema rectal. A los 10 minutos de administrar el enema la niña se muestra adormilada, sudorosa y sus manos se empiezan a retorcer de esta forma:
La niña comenzó con dificultad respiratoria y taquicardia. Se trasladó a UCI pediátrica, donde se extrajo una nueva analítica que mostró un calcio inferior al normal y un fósforo muy elevado. Se canalizó una vía periférica y se administraron fluidos y calcio IV.
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