A pesar de las
recomendaciones, el uso benzodiacepinas a largo plazo sigue siendo frecuente en
personas con trastornos de sueño, sobre todo en ancianos y personas
institucionalizadas, a pesar de que los beneficios clínicos de las
benzodiacepinas sobre el sueño no son significativos.[1]
La dependencia de los
pacientes y su creencia de que no pueden dormir sin estos tratamientos limita
la eficacia de la reducción gradual de la dosis y requiere apoyo psicológico.
Las terapias cognitivas y conductuales y, en general, un enfoque psicológico, destinados
a motivar a los consumidores de benzodiacepinas para que abandonen su consumo y
tomen conciencia de sus capacidades, dan buenos resultados. Por este motivo,
cada vez más ensayos clínicos están evaluando su efecto como enfoque
complementario.
Se suelen requerir
intervenciones multidisciplinares en lugares fácilmente accesibles para los
pacientes, como la consulta del médico de atención primaria o la farmacia.
La
terapia cognitivo conductual, cada vez más utilizada, aunque sigue existiendo
debate en su uso
Varios estudios han
demostrado que un programa digital interactivo de terapia cognitivo conductual
dirigido por un terapeuta, combinado con una reducción gradual de las dosis de
sedantes/hipnóticos, puede mejorar el insomnio y ayudar a abandonar estos
fármacos en diferentes grupos de pacientes.
Sin embargo, sigue
habiendo discrepancias. Por ejemplo, el estudio de Coteur et al[2] realizado
en Bélgica, evaluó el interés de combinar la terapia cognitivo conductual
digital interactiva, iniciada por el médico de atención primaria, para aumentar
las posibilidades de abandonar las benzodiacepinas tras 12 meses de
intervención en sujetos que llevaban mucho tiempo consumiendo estos fármacos
(> 6 meses de consumo diario antes de la inclusión). Los resultados fueron
decepcionantes, revelando bajas tasas de interrupción (19-20 %), sin
diferencias significativas entre el grupo de intervención con terapia cognitivo
conductual y el grupo sin terapia cognitivo conductual (tratamiento estándar,
médicos de familia formados en educación en higiene del sueño en ambos grupos).
A la vista de estos resultados, y dado que la terapia cognitivo conductual
utiliza un enfoque dinámico y polifacético, parece importante estandarizar las
intervenciones y refinar las estrategias a utilizar en poblaciones dependientes
de benzodiacepinas de larga evolución.
Apoyo
motivacional para la abstinencia
Los pacientes suelen
tener una percepción muy baja de los riesgos asociados al consumo de
benzodiacepinas.[3] Por
lo tanto, las intervenciones personalizadas destinadas a orientar su percepción
del riesgo al inicio de la reducción de la dosis de benzodiacepinas podrían ser
eficaces.[3,4https://journals.sagepub.com/doi/10.1177/2042098618804490?url_ver=Z39.88-2003&rfr_id=ori:rid:crossref.org&rfr_dat=cr_pub%20%200pubmed] Para
una pequeña proporción de sujetos motivados para abandonar el consumo (3-8 %),
la mera conciencia de que su consumo de benzodiacepinas era problemático fue
suficiente para que dejaran de consumirlas.[2] Para
otros, por el contrario, la conciencia no fue suficiente para empujarles a la
acción.[3]
Allary et al.
señalaron que los factores psicosociales que predecían la interrupción del
consumo de benzodiacepinas a menudo se pasaban por alto en los ensayos que
evaluaban la prescripción de estos fármacos.[5] Y
demostraron que estimular las percepciones de los pacientes sobre su sensación
de autoeficacia y competencia podría ser un primer paso importante.
Estrategias
de desprescripción multicomponente
Otro intento
concluyente fue el estudio longitudinal australiano RedUse (Australian
Reducing Use of Sedatives).[9] En
él participaron más de 12.000 residentes de 150 residencias de ancianos y se
obtuvieron excelentes resultados (un 40 % de cese o reducción de las dosis de
benzodiacepinas entre los residentes) mediante la combinación de diferentes
estrategias: observación del historial de dispensación de benzodiacepinas,
educación del personal de enfermería y fomento de la desprescripción por parte
de los prescriptores.
Este
contenido fue publicado originalmente en Univadis
Francia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario