https://www.doctutor.es/2025/03/05/marzo-2025-el-sanador-vulnerable/
En este número de Doctutor de Marzo de 2025, abordamos el problema de nuestra propia vulnerabilidad como personas y como profesionales sanitarios y de como usar esta en beneficio de los pacientes, pero también en nuestro propio beneficio, pues es más difícil que un sanador herido cumpla su misión de hacer sanar. En el artículo titulado “Los médicos también lloran: Uso y abuso de la vulnerabilidad del médico” se aborda una visión sobre cómo podemos los médicos usar nuestras emociones y experiencias personales de vulnerabilidad para ofrecer el mejor servicio a nuestros pacientes. La respuesta es que como primer paso debemos acostumbrarnos a percatarnos de nuestra vulnerabilidad y a explorar aquellos eventos clínicos durante los cuales la hemos percibido para después atrevernos y no tener miedo a exponer esta vulnerabilidad de una manera que sea apreciada por el paciente y que pueda ayudarle.
Tricia Greenhalgh y Brian Hurwitz comentan en su libro sobre Medicina Narrativa que “las historias no nos dicen simplemente lo que ha sucedido, sino qué tipo de persona es el narrador” …y nosotros en la entrada “Vulnerabilidad y narrativa clínica”, señalamos que esas historias lo que nos revelan es que la persona del narrador es, sobre todo, alguien vulnerable,… un médico humano, o mejor, un humano médico, en definitiva, una persona. En este artículo hemos querido ofrecer lo que hemos llamado “la esencia de todo relato clínico” y que no es otra que cuando su autor muestra su propia vulnerabilidad. De esta manera el lector puede encontrar aquí una especie de “guía de principios sobre el relato clínico”, que pretende ser un conjunto de buenos consejos para escribir el relato de su experiencia.
Jay Baruch autor de la colaboración “Lecciones de vulnerabilidad de un médico”, es un médico de urgencias, que nos recuerda que “Hay momentos en que el arte de la medicina y el cuidado de los demás implican la práctica de un tipo singular de experiencia: la voluntad de ser humano”. Porque “La experiencia significa aprender a practicar el no saber y el aceptar el caos de la vida de un paciente”, y por eso para Jay lo que deberíamos de asumir en muchas ocasiones es que no tenemos respuestas, y que es entonces cuando el arte de la medicina y el cuidado de los demás, pacientes y sus familiares, implican la práctica de un tipo singular de experiencia: “la voluntad de ser un ser humano curioso, imperfecto y vulnerable”
Finalmente, nuestro compañero Augusto Blanco en su relato “Certificando”, nos ofrece una excelente crónica sobre las múltiples vulnerabilidades de un joven médico, ejemplificadas en el primer certificado de defunción que tuvo que firmar.
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