Los resultados de un estudio poblacional a gran escala asocian la muerte de la pareja sentimental a un aumento de riesgo de eventos cardiovasculares mayores en las semanas inmediatas a la pérdida.
Ya
sea por que el dolor asociado a la pérdida de un ser querido puede
conducir a una situación de estrés físico adicional o por que las
personas afectadas pierdan interés general o se olvide de tomar su
medicación, el periodo de duelo ha sido reconocido en ocasiones como
un momento de mayor riesgo de eventos cardiovasculares. Hasta el
momento, este riesgo nunca había sido bien cuantificado, y son escasos
los estudios poblacionales a gran escala que han mostrado interés en
examinar el duelo por la muerte del compañero sentimental.
Investigadores de la Universidad de St. George de Londres, en el Reino Unido, han publicado los resultados de un estudio en el que se compararon la tasa de eventos cardiovasculares entre personas mayores cuya pareja habían muerto en fecha reciente con los de un grupo control de individuos cuya pareja todavía estaba viva. Un total, 30.447 personas de entre 60 y 89 años, que al inicio del estudio experimentaron duelo por la pareja fueron emparejados por edad, sexo, y condiciones médicas similares con un grupo de control constituido por 83.588 personas que no estaban de duelo. Las principales mediciones fueron la aparición de infarto de miocardio (mortal o no mortal) o accidente cerebrovascular dentro de los primeros 30 días de duelo. Como medidas secundarias se tomaron la ocurrencia de síndrome coronario agudo sin infarto de miocardio y embolia pulmonar. Los resultados entre grupos se compararon a los 30, 90, y 365 días.
Dentro de los primeros 30 días de la muerte de su pareja, un 0,16% en el grupo de dolientes experimentaron un infarto de miocardio o un accidente cerebrovascular en comparación el 0,08% observado durante el mismo período en el grupo control emparejado, con una razón de tasa de incidencia (RTI, cociente entre la tasa de incidencia de los dos grupos) de 2,20 (IC del 95%, 1,52 -3,15). Por separado, el aumento de riesgo obtenido para infarto de miocardio presentó un RTI de 2,14 (IC 95%; 1,20-3,81) y el RTI para accidente cerebrovascular fue de de 2,40 (IC 95%; 1,22-4,71). Este aumento de riesgo fue observado tanto en hombres como en mujeres, sin diferencia significativa, con tendencia a la atenuación tras el primer periodo de 30 días. También se obtuvo asociación en el aumento de la frecuencia de eventos más raros como riesgo elevado de síndrome coronario agudo sin infarto de miocardio y embolia pulmonar.
Los autores valoran las oportunidades para la prevención y mejora de la atención clínica que ofrece una mejor comprensión de los factores psicosociales asociados con eventos cardiovasculares agudos.
Investigadores de la Universidad de St. George de Londres, en el Reino Unido, han publicado los resultados de un estudio en el que se compararon la tasa de eventos cardiovasculares entre personas mayores cuya pareja habían muerto en fecha reciente con los de un grupo control de individuos cuya pareja todavía estaba viva. Un total, 30.447 personas de entre 60 y 89 años, que al inicio del estudio experimentaron duelo por la pareja fueron emparejados por edad, sexo, y condiciones médicas similares con un grupo de control constituido por 83.588 personas que no estaban de duelo. Las principales mediciones fueron la aparición de infarto de miocardio (mortal o no mortal) o accidente cerebrovascular dentro de los primeros 30 días de duelo. Como medidas secundarias se tomaron la ocurrencia de síndrome coronario agudo sin infarto de miocardio y embolia pulmonar. Los resultados entre grupos se compararon a los 30, 90, y 365 días.
Dentro de los primeros 30 días de la muerte de su pareja, un 0,16% en el grupo de dolientes experimentaron un infarto de miocardio o un accidente cerebrovascular en comparación el 0,08% observado durante el mismo período en el grupo control emparejado, con una razón de tasa de incidencia (RTI, cociente entre la tasa de incidencia de los dos grupos) de 2,20 (IC del 95%, 1,52 -3,15). Por separado, el aumento de riesgo obtenido para infarto de miocardio presentó un RTI de 2,14 (IC 95%; 1,20-3,81) y el RTI para accidente cerebrovascular fue de de 2,40 (IC 95%; 1,22-4,71). Este aumento de riesgo fue observado tanto en hombres como en mujeres, sin diferencia significativa, con tendencia a la atenuación tras el primer periodo de 30 días. También se obtuvo asociación en el aumento de la frecuencia de eventos más raros como riesgo elevado de síndrome coronario agudo sin infarto de miocardio y embolia pulmonar.
Los autores valoran las oportunidades para la prevención y mejora de la atención clínica que ofrece una mejor comprensión de los factores psicosociales asociados con eventos cardiovasculares agudos.
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