Los resultados de un estudio con seguimiento de más de 10 años indican que el porcentaje de tiempo en el que el paciente está expuesto a un excesivo tratamiento anticoagulante con warfarina aumenta el riesgo de demencia a largo plazo.
La
fibrilación auricular es la arritmia más frecuente en la práctica
clínica. Se produce por una activación rápida y desorganizada de las
aurículas que se traduce en frecuencias cardiacas anormales de entre
350-600 latidos por minuto. En esta situación, la contracción auricular
deja de ser efectiva, perdiéndose su contribución a la contracción
cardiaca global, lo que favorece la formación de trombos en las
cavidades cardiacas superiores debido a posibles remansos de sangre en
su interior. La prevalencia de este tipo de arritmia aumenta con la
edad: afecta a 0.6% de personas en edades comprendidas entre los 40 y 49
años, al 1% de menores de 60 años y a más del 5% de los mayores de 80
años, con mayor porcentaje entre los varones. La fibrilación auricular
favorece las embolias, deteriora el funcionamiento del corazón, reduce
la capacidad de hacer esfuerzos y favorece la aparición de episodios de
insuficiencia cardíaca. Es práctica común, en pacientes con fibrilación
auricular considerados de alto riesgo de accidente cerebrovascular,
prescribir medicamentos anticoagulantes junto con antiagregantes
plaquetarios con el fin de abordar desde dos perspectivas diferentes la
prevención de formación de coágulos.
Estudios previos han puesto de manifiesto que las personas que reciben tratamiento crónico para la fibrilación auricular presentan un mayor riesgo de desarrollar cualquier forma de demencia. Los mecanismos que subyacen a esta asociación son desconocidos. Una posibilidad es, teniendo en cuenta que los tratamientos anticoagulantes pueden aumentar significativamente el riesgo de sangrado, que la exposición crónica a microhemorragias cerebrales den cómo resultado lesiones repetitivas que acaben manifestándose en forma de deterioro cognitivo. Tal hipótesis parece tener mayor peso tras la presentación, en las sesiones científicas 2014 de la “American Heart Association”, de los resultados de un estudio que tenía como punto de partida la hipótesis de que los pacientes con fibrilación auricular que reciben terapia antiplaquetaria mostrarían mayores tasas de demencia si esta terapia se combinaba con un mayores porcentaje de tiempo de exposición a niveles supraterapéuticose de anticoagulantes. En el estudio fueron incluidos pacientes (n=1.031), sin antecedentes de demencia o situación cerebrovascular, con prescripción de warfarina como terapia anticoagulante y bajo régimen antiplaquetario (aspirina o clopidogrel). Para estos pacientes se determinó el porcentaje de tiempo en el que los valores de INR (“internacionales Normalized Ratio”, coeficiente entre el tiempo de protrombina del paciente y un tiempo de protrombina control) eran superiores a 3, lo que se identifica con tiempos de coagulación de la sangre anormalmente lentos. Tras un seguimiento de más de 10años, los investigadores encontraron que los pacientes que registraron tiempos de coagulación de la sangre anormalmente lentos en al menos el 25% de las pruebas de control realizadas presentaban más del doble de probabilidades (HR 2.40, p=0.04) de ser diagnosticados con demencia que aquellos en los que sólo se observó sobretratamiento anticoagulante en menos del 10% de los analisis.
Los autores del estudio indican que, incluso en los centros especializados, es relativamente frecuente que los pacientes presenten INR fuera del rango deseado hasta en un 40% del tiempo, lo que ante la evidencia de los resultados obtenidos, es una situación que debe intentar ser mejorada para evitar daños cognitivos a largo plazo. En su opinión, en los pacientes que de forma continuada presentan valores INR demasiado altos podrían ser más eficaces medidas preventivas al ictus alternativas, como el uso de nuevos anticoagulantes más fáciles de regular que la warfarina, o dispositivos que, implantados en el paciente con fibrilación auricular, ayudan a que restringir la formación y el movimiento de los posibles coágulos.
Estudios previos han puesto de manifiesto que las personas que reciben tratamiento crónico para la fibrilación auricular presentan un mayor riesgo de desarrollar cualquier forma de demencia. Los mecanismos que subyacen a esta asociación son desconocidos. Una posibilidad es, teniendo en cuenta que los tratamientos anticoagulantes pueden aumentar significativamente el riesgo de sangrado, que la exposición crónica a microhemorragias cerebrales den cómo resultado lesiones repetitivas que acaben manifestándose en forma de deterioro cognitivo. Tal hipótesis parece tener mayor peso tras la presentación, en las sesiones científicas 2014 de la “American Heart Association”, de los resultados de un estudio que tenía como punto de partida la hipótesis de que los pacientes con fibrilación auricular que reciben terapia antiplaquetaria mostrarían mayores tasas de demencia si esta terapia se combinaba con un mayores porcentaje de tiempo de exposición a niveles supraterapéuticose de anticoagulantes. En el estudio fueron incluidos pacientes (n=1.031), sin antecedentes de demencia o situación cerebrovascular, con prescripción de warfarina como terapia anticoagulante y bajo régimen antiplaquetario (aspirina o clopidogrel). Para estos pacientes se determinó el porcentaje de tiempo en el que los valores de INR (“internacionales Normalized Ratio”, coeficiente entre el tiempo de protrombina del paciente y un tiempo de protrombina control) eran superiores a 3, lo que se identifica con tiempos de coagulación de la sangre anormalmente lentos. Tras un seguimiento de más de 10años, los investigadores encontraron que los pacientes que registraron tiempos de coagulación de la sangre anormalmente lentos en al menos el 25% de las pruebas de control realizadas presentaban más del doble de probabilidades (HR 2.40, p=0.04) de ser diagnosticados con demencia que aquellos en los que sólo se observó sobretratamiento anticoagulante en menos del 10% de los analisis.
Los autores del estudio indican que, incluso en los centros especializados, es relativamente frecuente que los pacientes presenten INR fuera del rango deseado hasta en un 40% del tiempo, lo que ante la evidencia de los resultados obtenidos, es una situación que debe intentar ser mejorada para evitar daños cognitivos a largo plazo. En su opinión, en los pacientes que de forma continuada presentan valores INR demasiado altos podrían ser más eficaces medidas preventivas al ictus alternativas, como el uso de nuevos anticoagulantes más fáciles de regular que la warfarina, o dispositivos que, implantados en el paciente con fibrilación auricular, ayudan a que restringir la formación y el movimiento de los posibles coágulos.
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