En los últimos años hemos oído utilizar con frecuencia el término medicina personalizada
refiriéndose a la utilización de nuestra creciente comprensión de la
variabilidad genética en medicina para realizar estrategias de
prevención y diagnósticos más precisos y tratamientos más seguros y
efectivos para cada individuo.
He de confesar que el uso del adjetivo “personalizada” refiriéndose a la
individualización de los tratamientos en función de las características
genéticas de cada persona, siempre me ha producido cierta incomodidad
porque me parece que la persona es mucho más que su información
genética, por precisa que ésta sea.
Por este motivo me alegró oír el término medicina de precisión en
relación a la nueva iniciativa de la Administración Obama anunciada en
su discurso del Estado de la Nación del 20 de enero pasado (ver post Avances en gestión clínica del 6 de febrero).
El término surge de un documento elaborado por el National Research Council: “Toward Precision Medicine : Building a Knowledge Network for Biomedical Research and a New Taxonomy of Disease”
(1). Se ha evitado el término medicina personalizada utilizado
ampliamente incluso con fines publicitarios, y se ha sustituido por el
de medicina de precisión con objeto de evitar que se malinterprete
dando a entender que los tratamientos serían diseñados y sintetizados
personalmente para pacientes únicos. En cambio se ha querido transmitir
un concepto más amplio que incluiría la precisión en la adaptación de
las terapias para subpoblaciones definidas por la genómica.
La iniciativa se ha presentado como un audaz y prometedor esfuerzo
pionero en un nuevo modelo de investigación que revolucionará la
medicina a corto y largo plazo (2). Se prevé reclutar una cohorte
longitudinal de 1 millón de voluntarios a los que se les pedirá no sólo
la secuenciación de todo el genoma, sino también sus registros
electrónicos de salud y la monitorización continuada y la
retroalimentación personalizada, mediante dispositivos móviles tipo smartphone y smartwatch,
de sus hábitos de vida, dieta, ejercicio y exposición ambiental entre
otros. Como dice Francis Collins, Director del National Institutes of
Health, “los genes cargan el arma, pero el entorno la dispara” (3). Les
invito a conocer más detalles de este faraónico proyecto a través del
canal youtube de “Precision Medicine Initiative”.
No todo el mundo comparte el entusiasmo por la iniciativa, algunos escépticos la acusan de sensacionalista y alegan que quizás sería preferible dedicar estos recursos a reducir las inequidades del sistema, o a la promoción del ejercicio y la dieta que puede reducir de forma espectacular el riesgo de enfermedades como la diabetes pero que evidentemente no resulta ser tan “sexy” como la medicina de precisión (4).
Es cierto que la mayoría de los tratamientos actuales han sido diseñados
para el "paciente promedio." y que este enfoque de "talla única" hace
que los tratamientos puedan ser muy efectivos para algunos, pero no para
otros que deben soportar el coste de la toxicidad a cambio de un
beneficio nulo y un coste no desdeñable para el sistema. La medicina de
precisión y el uso del big data tiene un potencial innegable y sin duda
nos ayudará a tomar decisiones en un contexto de menor incertidumbre. No
obstante, ninguna base de datos, por inmensa que sea, nos va a decir
exactamente lo que necesita o lo que quiere cada persona. Esta avalancha
de datos e información hace que el juicio, la intuición, la motivación,
las preferencias y los valores de las personas sean aún más valiosos.
Cuando se trata de tomar decisiones importantes sobre nuestra salud, o
sobre nuestras vidas, los datos y la información no son suficientes
porque a menudo las cosas que podemos medir no son exactamente lo que
más nos importa. Cada uno, independientemente de la precisión con que se
conozca su genotipo y su fenotipo, y entienda por tanto los riesgos a
los que se enfrenta, decidirá en función de su contexto vital, social,
sus valores, preferencias y emociones; aspectos en los cuales él es el
experto. Si se me permite la provocación, yo creo que esta medicina
centrada en la persona en un contexto de decisión clínica compartida, es
la verdadera medicina personalizada, y a mi me parece al menos tanto o más “sexy” que la medicina de precisión.
Evidentemente la medicina de precisión y la medicina centrada en la
persona o personalizada no son excluyentes sino complementarias, pero no
debemos confundirnos. La Dra. Aronson, geriatra y profesora de la
Universidad de California en San Francisco, en un interesante artículo
que descubrí gracias a un post de Jordi Varela de en este blog hace algunos días,
afirmaba que hemos priorizado la medicina en detrimento de la salud, al
menos en lo que a los pacientes complejos y frágiles se refiere (5).
Ahora con la avalancha de datos que se avecina deberíamos estar alerta
para no priorizar la información en detrimento de las personas.
Bibliografia:
- Committee on a Framework for Development of a New Taxonomy of Disease, National Research Council. Toward Precision Medicine : Building a Knowledge Network for Biomedical Research and a New Taxonomy of Disease. Washington, DC; National Academies Press; 2011.
- Euan, A., C. V. R. B. Falk. The Precision Medicine Initiative: A New National Effort. JAMA 2015; 313:
- Collins F, Varmus H. A New Initiative on Precision Medicine. N Engl J Med 2015; 372:793-795.
- Rubin R. Precision Medicine: The Future or Simply Politics? JAMA 2015; 313:1089-91.
- Aronson L. Necessary Steps: How Health Care Fails Older Patients, And How It Can Be Done Better. Health Aff March 2015; 34:528-532.
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