lunes, 14 de marzo de 2016

Servicios de urgencias específicos para ancianos. Avances en gestión clínica

La atención a las ancianos es mejor que se resuelva a nivel de la atención primaria, con una orientación geriátrica y en un entorno comunitario. Sin embargo, a veces, las personas mayores necesitan ir a urgencias por motivos muy variados como podrían ser una fractura, una fibrilación, una retención, un ahogo repentino o una obstrucción, por poner algunos ejemplos. Lo que ocurre entonces es fácil de imaginar, el paciente geriátrico es sometido a una triaje que le conduce a un box lleno de aparatos, con mucha gente preguntándole las mismas cosas de manera repetitiva, algunos de ellos con poco tacto y casi siempre con escaso respeto por su intimidad, además de ruido de mucho trasiego en el pasillo y de timbres y alarmas de máquinas y monitores, y un largo etcétera, que fácilmente produce la desorientación del paciente mayor, o delirio en el peor de los casos.

Hacia un nuevo diseño de servicios de urgencias específicos par personas mayores

En el blog de la British Geriatrics Society, la Dra. Rosa McNamara, defensora de la creación de servicios de urgencias específicos para personas mayores, hace una semejanza con lo que pasó hace unos años con la creación de servicios de urgencias pediátricas. Los niños, afirma, tienen características psicológicas, físicas y sociales diferentes a las de los adultos, y necesitan cuidados de enfermeras y médicos especializados que les garanticen un trato apropiado. Hoy sería impensable tener que tratar un niño en un entorno de servicio de urgencias generales y, lo que sería peor, que lo hicieran enfermeras y médicos sin experiencia en pediatría.

¿Cómo debería ser un servicio de urgencias geriátricas?

American Geriatrics Society y otras tres sociedades científicas, también norteamericanas, relacionadas con los servicios de urgencias, han publicado el documento, "Geriatric Emergency Departament Guidelines", que ofrece las pautas para la creación de servicios de urgencias geriátricas. Es un documento que habla de las características estructurales que debería tener el espacio: el menos ruidoso posible, los boxes deberían preservar la intimidad, la iluminación debería adaptarse a los ciclos circadianos (día/noche), debería haber relojes analógicos grandes y visibles en las paredes, los suelos deberían ser antideslizantes, los colchones antiescaras, los sillones confortables, debería haber asideros en los lugares claves, etc. Se trata de definir un espacio, habitualmente junto al servicio de urgencias generales, adaptado a las necesidades geriátricas. Pero la estructura, evidentemente, no lo es todo, y por eso el documento define criterios de triaje, funciones profesionales, protocolos para evitar las complicaciones geriátricas más habituales y, sobre todo, cuál debería ser la formación básica de los profesionales asignados (enfermeras, trabajadores sociales y médicos).

El primer servicio de urgencias geriátricos abrió las puertas al Holy Cross Hospital de Silver Spring en EEUU en 2008, y ocho años más tarde ya son cientos los hospitales norteamericanos que ofrecen este servicio. Por eso me ha parecido relevante que la British Geriatrics Society haya abierto el debate sobre la oportunidad de potenciar los servicios de urgencias geriátricas en el marco de los servicios europeos de carácter público.

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