lunes, 19 de febrero de 2024

SEMERGEN. Migraña y comorbilidades no psiquiátricas.

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La migraña episódica y la migraña crónica se asocian a otras patologías que con frecuencia empeoran el curso de la enfermedad y nos complican el abordaje de esta patología. El perfil de paciente más frecuente / habitual de la migraña crónica es una mujer de edad media y bajo nivel socioeconómico1.

Este grupo de pacientes presenta determinadas comorbilidades favoreciendo la progresión de la enfermedad. Estas pueden ser comorbilidades psiquiátricas, entre las cuales destaca la depresión, o no psiquiátricas2.

Es fundamental conocer qué factores incrementan el riesgo de cronificación y reconocerlos en el paciente migrañoso, para comprender mejor los mecanismos implicados en la perpetuación del dolor y modificar la evolución de la migraña2.

Las comorbilidades no psiquiátricas más frecuentes son3:

  • Asma
  • Enfermedades que cursan con dolor crónico
  • Trastornos del sueño, síndrome de apnea/hipopnea del sueño (SAHS), insomnio, roncopatía
  • Obesidad
  • Abuso de medicación (opiáceos), cafeína
  • Hipertensión intracraneal idiopática
  • Antecedentes de lesiones de cabeza y cuello
  • Presencia de alodinia cutánea
  • Foramen oval permeable
  • Estados proinflamatorios
  • Estados protrombóticos

Además, hay factores de riesgo relacionados con la cronificación de las migrañas que, igualmente que las comorbilidades, pueden ser modificables o no modificables. Algunas de las más reconocidas son:

  • Elevada frecuencia de crisis
  • Escasos ingresos económicos
  • Uso excesivo de medicación sintomática
  • Tratamiento ineficaz de los ataques de migraña
  • Abuso de cafeína
  • Traumatismos craneocervicales

La actuación sobre estas comorbilidades no psiquiátricas y factores de riesgo de cronificación modificables puede cambiar la evolución de la migraña crónica4.

Analizaremos algunas de estas entidades: 

El asma es considerada una enfermedad predictora de migraña crónica en aquellas personas que padecen dicha patología respiratoria y suelen tener eventos episódicos, pese a no estar claros los mecanismos de esta asociación. Ambos involucran la inflamación y la activación de la musculatura lisa, ya sea en los vasos sanguíneos o en las vías respiratorias.

Algunos estudios han demostrado que existe una relación bidireccional entre ambas enfermedades, de modo que un paciente que sufra una de ellas es más probable que termine padeciendo ambas5.

Todas las enfermedades que cursan con dolor crónico que se produzcan en pacientes con migraña crónica, con entidades como la fibromialgia, el dolor neuropático periférico o central, síndromes de dolor regional complejo, dolor articular y miofascial, dolor oncológico, dolor de origen vascular o psicógeno nos hacen más complejo el abordaje teniendo un impacto impredecible de estos pacientes, empeorando las actividades diarias, las relaciones familiares, sociales y laborales, e incluso el bienestar económico.

Los trastornos del sueño son comunes en estos pacientes. Debido a que una de las dimensiones de la salud que se encuentra más afectada por la presencia de dolor es el sueño, se ha propuesto evaluarla en pacientes con migraña mediante muchas de las escalas utilizadas, asociándose a alteraciones en calidad y en cantidad de sueño y agravando aún más el dolor. La prevalencia oscila en torno al 16,8% en pacientes con migraña. El SAOS y la roncopatía son las dos patologías con mayor incidencia de migraña crónica6.

La obesidad se asocia con múltiples patologías cardiovasculares, digestivas, respiratorias y también neurológicas como la migraña. Una persona con normopeso y migraña tiene un 3% de probabilidad de desarrollar cefalea crónica. Con sobrepeso hay tres veces más probabilidad y con obesidad cinco veces más. La obesidad es un estado inflamatorio en el cual se liberan sustancias que generan dolor, liberándose péptidos relacionados con el CGRP, sustancia P, TNF e IL-6, similar a la cascada del dolor en la migraña7.

La hipertensión intracraneal idiopática suele afectar a las mujeres en edad fértil con una incidencia de 1/100.000 en mujeres de peso normal y de 20/100.000 en mujeres con obesidad. La causa es desconocida pero probablemente comporta la obstrucción del flujo venoso cerebral, posiblemente porque los senos venosos son más pequeños de lo normal. También puede desarrollarse después de tomar tetraciclinas o grandes cantidades de vitamina A. El edema de papila bilateral es frecuente, por tanto, hemos de considerarlo ante una cefalea diaria en mujeres con obesidad, previo diagnóstico con RM y venografía8.

 

Redactado por:
Dr. Pablo Baz Rodríguez
Médico especialista en MFyC
Coordinador nacional del grupo de trabajo de neurología de la SEMERGEN

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