A
esa hora en la que el sol nos recuerda que siempre hay una nueva oportunidad y
Venus brilla aun con nitidez en el cielo, bajó las escaleras de su casa para
tomar el mejor café del día. Todo estaba igual que siempre. La luz amarilla
de una bombilla iluminaba la cocina.
Era
la mañana de su 45 cumpleaños. Abrió el portátil… y aquél correo en el que le
pedían que escribiera sobre la menopausia, le trajo a la cabeza la imagen del cuadro
de Edvard Munch, “El Grito”…
Supuso
que en cierto modo se trataba de una premonición. A veces tenía corazonadas.
Aunque en aquel momento intentó no pensarlo así, ese ejercicio mental no bastó
para detener la corriente que había empezado a engullirla… Estaba envejeciendo.
Si
las predicciones eran correctas viviría hasta casi los 100 años… ¿Significaba esto
que debía pasar la mitad de su vida asustada? Unas semanas antes se había
descubierto a si misma comparándose con actrices famosas de su misma edad. Por
un momento temió que aquel día marcase el inicio de un inexorable proceso de
decadencia… ¿Era aquello una cuenta atrás?
Nunca
lo había pensado así, pero ahora era consciente de su inevitabilidad… como si
los hilos del destino la arrastrasen de repente hacia una situación nueva…
No
estoy preparada…
En
la sociedad occidental, envejecer se estaba convirtiendo en un estigma. ¿Por
qué no podía ser algo enriquecedor? Una época de crecimiento… ¿Acaso no
comenzamos a envejecer en el momento en que nacemos?
Un
artículo que había leído recientemente, llegaba a la conclusión de que el
cerebro de las personas entre 35 y 65 es mucho más elástico de lo que se creía.
A esa edad, podemos establecer mejores conexiones neuronales. Recordó entonces
que Churchill había sido primer ministro con 66 años y que algunos arquitectos
habían realizado sus mejores obras a los 80…
Abrió
un documento nuevo en el portátil y escribió: “El envejecimiento de la piel a partir de los 50. Menopausia.”
La
cabeza empezó a darle vueltas…
…….....
Nacemos con un número
determinado de foliculos en los ovarios. La menopausia llega en el momento en
que estos se agotan y los ovarios dejan de funcionar. En la mayoría de las
mujeres occidentales ocurre entorno a los 50 años (de los 35 a los 55). Y no es
de un día para otro. Una paciente me comentaba en una ocasión que los ovarios
son como una bombilla que antes de apagarse del todo “chisporrotea”.
La
perimenopausia o climaterio puede comenzar varios años antes. Los ciclos se hacen
irregulares y los niveles de estrógenos descienden. Se puede decir que durante
el climaterio, los ovarios funcionan a medio gas.
Durante
estos años previos a la menopausia, aparecen episodios de sudoración y calor,
los famosos sofocos, problemas para dormir y alteraciones del estado de ánimo
(depresión), además de cambios en la mucosa vulvovaginal que puede favorecer
inflamaciones en la zona.
La
esperanza de vida de las mujeres en España es de 85 años, así que vivimos casi
un tercio de nuestra vida en la menopausia.
Las
alteraciones hormonales dan lugar a cambios en casi todos los órganos de
nuestro cuerpo… ( urogenitales, cardiovasculares, riesgo de fracturas por
osteoporosis, etc), y por supuesto cambios en la piel.
MENOPAUSIA
Y PIEL
El
envejecimiento fisiológico se acelera durante la menopausia. Se enlentece la
división celular, hay cambios degenerativos en el tejido conectivo, atrofia,
disminución de la capacidad de reparación de los tejidos, etc. Aumenta de forma
muy evidente la laxitud de la piel, sobre todo en mujeres que no están con
tratamiento hormonal sustitutivo. Al haber menos colágeno, la piel es más fina,
menos elástica. El 5 % del colágeno se pierde durante los primeros 5 años tras
la menopausia.
La
síntesis de proteínas, en particular la de colágeno y elastina, está parcialmente
controlada por los estrógenos. Los bajos niveles de estrógeno hacen que haya
una menor producción y reparación de colágeno y elastina en la dermis. Esta
falta de reparación es muy importante cuando la piel se expone a la luz
ultravioleta (UV). Los rayos UV son dañinos para el colágeno, y si perdemos
nuestro mecanismo de reparación, entonces perdemos la elasticidad de nuestra
piel.
El
que haya menos andrógenos también produce cambios en la piel, a nivel de
glándulas sebáceas, aparece acné climatérico, hidradenitis (acné en pliegues),
rosácea. Disminuye el vello de axilas y pubis.
La
piel de la zona urogenital es especialmente sensible a los cambios hormonales
ya que es donde hay una mayor cantidad de receptores estrogénicos.
Los
estrógenos estimulan los depósitos de grasa en el cuerpo de la mujer; durante
la menopausia tiene lugar una redistribución de estos depósitos. Disminuye la
grasa en zonas como cara, piernas, brazos y mamas, aumentando a nivel de
abdomen, nalgas y muslos.
Los
estrógenos también controlan el funcionamiento de los melanocitos que son las
células encargadas del color de la piel. Durante la menopausia , el número de
melanocitos disminuye, dejando la piel más desprotegida frente a las
radiaciones UV. Al mismo tiempo estos melanocitos pierden el control sobre la
producción de melanina y aparecen lentigos o manchas de la edad.
ALTERACIONES/ENFERMEDADES
DERMATOLÓGICAS DEBIDAS A LA MENOPAUSIA
Mayor
frecuencia de infecciones vulvovaginales debido a cambios en el ph y en el
sistema inmune cutáneo.
Atrofia
vulvovaginal que tiene un gran impacto sobre la calidad de vida. El epitelio
más fino debido al descenso de estrógenos es también más irritable. Deben
evitarse los jabones agresivos y usar emolientes y lubricantes si son
necesarios. La atrofia desaparece en una a dos semanas con tratamiento hormonal
sustitutivo. También pueden usarse estrógenos aplicados en la zona.
Otros
problemas dermatológicos: candidiasis, infecciones por estreptococos, liquen
plano erosivo (que hay que vigilar por la posibilidad de carcinoma epidermoide
asociado a las ulceras de larga evolución), vulvitis de células plasmáticas, liquen
escleroso y atrófico (que da lugar a un endurecimiento y engrosamiento
progresivo de las estructuras genitales).
Es
frecuente que las mujeres sufran vulvodinia durante la menopausia. Es una
sensación de picor muy intenso o incluso dolor, sin una causa aparente y que
les impide mantener relaciones con normalidad. Muchas veces es de origen
neurológico. Para tratar este problema se usan los mismos fármacos que en otros
dolores neuropáticos (antidepresivos como amitriptilina, anticonvulsivantes
como carbamazepina o valproato sódico).
A
nivel del pelo, la menopausia provoca aumento del vello facial y disminución
del vello púbico y axilar debido a la acción de la testosterona. Aunque es algo
fisiológico, si el aumento de vello facial es muy intenso, hay que descartar
otras causas como tumores.
El
pelo de la cabeza sufre miniaturización y la línea de implantación del cabello
se retrasa con lo que las mujeres postmenopáusicas tienen alopecias similares a
las del hombre y pueden presentar un tipo de alopecia que se conoce como
Alopecia Frontal Fibrosante, cicatricial e irreversible y que puede afectar a
las cejas.
Los
sofocos son la sensación brusca de calor junto con sudoración profusa que puede
acompañarse de palpitaciones y problemas para dormir… son típicos de la
premenopausia. El enrojecimiento afecta no solo a la cara, sino también al
cuello, tórax, abdomen… suelen desaparecer unos años después de la menopausia y
no se conoce su causa.
La
piel de las palmas de manos y las plantas de los pies se hacen más gruesas y
con tendencia a formar grietas, sobre todo si hay exceso de peso.
La
menopausia se asocia a menudo a inflamación de las encías y periodontitis que
puede revertirse con tratamiento hormonal.
TERAPIA
HORMONAL SUSTITUTIVA. ¿SI o NO?
El
tratamiento hormonal sustitutivo puede mejorar algunas de las propiedades
mecánicas de la piel y puede ralentizar el proceso de envejecimiento
intrínseco. Aunque no tiene influencia sobre las otras formas de
envejecimiento, como el provocado por el sol (fotoenvejecimiento), o el
medioambiente (contaminación, tabaco, etc)
Está
demostrado que tiene múltiples beneficios para prevenir la atrofia urogenital,
los sofocos, la osteoporosis y los síntomas depresivos. A nivel de la piel
también previene los cambios degenerativos, mejorando sus propiedades
biofísicas.
Este
tipo de tratamiento puede presentar efectos adversos como son posibles
alteraciones de la respuesta inmune que favorece el desarrollo de enfermedades
autoinmunes como Lupus.
Pero
el decidir si recomendar o no estos tratamientos, es más complicado desde que
se publicaron estudios que relacionaban la Terapia Hormonal Sustitutiva con un
mayor riesgo de cáncer de mama. Estudios posteriores al 2002 han comprobado que
esto sólo es así cuando se usa medroxiprogesterol y que si se usa 17-beta
estradiol (en forma de parches de absorción transdermica) y noretindrona
acetato ayuda a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, fracturas,
etc, sin aumentar el de cáncer de mama.
……..
Poder disfrutar de una vida larga, ya sea a través de una
serendípia genética, o gracias al estilo de vida que hemos llevado o por pura suerte, es un privilegio.
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