miércoles, 8 de octubre de 2014

Medicina y melodía. Sobre la presión asistencial


En los últimos años asistimos a cambios demográficos y sociales (nuevos modelos de familia, inmigración, disminución de natalidad, aumento de la edad de los padres) cambios en la patología atendida y cambios en las expectativas sobre el estado de salud y enfermedad (aumento de la demanda familiar). El incremento de los recursos humanos por parte de las administraciones sanitarias y la formación de sus profesionales no se han adecuado a las necesidades y demandas de la población. La consecuencia inicial es la masificación de las consultas; una gran presión asistencial que conlleva una disminución de la calidad asistencial, mayor probabilidad de cometer errores, imposibilidad de realizar otras tareas (formación, docencia, investigación, actividades en la comunidad, compromiso con el EAP…), insatisfacción profesional, etc. 
Existen múltiples y variados motivos para intentar reducir la utilización de los servicios sanitarios: es el problema más sentido por los profesionales, aumenta la satisfacción de los pacientes, aumenta la calidad de la atención, permite un diseño más racional de los circuitos administrativos, permite dedicar más tiempo por paciente, mejora la salud mental del médico. (…) El tamaño de los cupos no es el único motivo de la masificación de las consultas sino que existen otros muchos factores que influyen en la utilización de los Servicios Sanitarios y que podemos dividir en factores dependientes del usuario, del sanitario, de la micro-organización (organización de la consulta) y de la macro-organización (estructura y funcionamiento de la organización/Administración). (…) 
En general, los factores del usuario explican sólo el 50 % de la variabilidad de la utilización de los recursos. El otro 50 % depende de factores del profesional y de la organización. Esto significa  que, teóricamente, existe “margen de mejora” independiente de los usuarios. El usuario consulta por necesidad, entendida como la percepción de malestar o enfermedad que incita a la demanda. Esta percepción genera angustia, ansiedad, estrés, miedo, inseguridad,… Pudiera existir relación entre la necesidad de utilizar los recursos sanitarios y el nivel de cultura sanitaria. De cualquier manera parece que el nivel de exigencia de los usuarios ha aumentado. También el nivel de intolerancia ante la enfermedad. (…) 
A continuación proponemos algunas ideas que nos podrían ayudar a reducir la demanda o a organizarla y soportarla mejor: 1.- Acciones sobre los usuarios: Educación sanitaria…; 2.- Acciones sobre el profesional: hacer  “diagnóstico organizativo” de consulta, aumentar capacidad de resolución…; 3.- Acciones sobre la Organización: demostrar al gestor necesidad de más profesionales, optimizar la actividad burocrática del centro, actuar sobre la demanda inducida desde la propia Organización…

Podrían resumirse todas estas propuestas en tres acciones: 
  1. Aumentar la capacidad resolutiva del profesional 
  2. Disminuir la percepción de necesidad de los pacientes y la predisposición a utilizar los Servicios Sanitarios.   
  3. Optimizar y aumentar la eficiencia de la organización 
(Síntesis de artículo Reflexiones sobre la presión asistencial en pediatría, por Ángel González Vicente, médico de familia)
En definitiva, el control de la presión asistencial es beneficioso para el paciente, para el profesional y para la organización sanitaria. Para el paciente porque mejora la calidad de su asistencia y su satisfacción. Para el profesional porque mejora su satisfacción y su salud mental, disminuyendo el riesgo de cometer errores. Y para la organización sanitaria porque mejora su funcionamiento y su control del gasto.

 http://medymel.blogspot.com.es/2014/10/sobre-la-presion-asistencial.html

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