lunes, 7 de octubre de 2013

Importancia en el manejo de la enfermedad renal crónica en Atención Primaria


 Ajuste de fármacos antihipertensivos en la ERC
En el tratamiento con hipotensores tipo IECA o ARA II con o sin diurético, es importante evitar cualquier causa de deshidratación. En caso de producirse, valoraremos  su suspensión de momentánea de ambos hasta la resolución de la misma

La hipertensión arterial (HTA) es la segunda causa de enfermedad renal crónica (ERC) en países desarrollados, además de considerarse una complicación de la enfermedad: su génesis compleja y multifactorial -volumen-dependiente, renina-dependiente, retención de sodio, aumento del SNS, cambios arteriales estructurales, isquemia renal, disfunción endotelial- hace más difícil su control en comparación con la población general. 
La HTA es el factor de riesgo modificable más importante por lo que el control óptimo se convierte en el principal objetivo del tratamiento conservador.
Tanto la HTA como la proteinuria representan los dos principales determinantes tanto de la progresión de la enfermedad como de morbimortalidad cardiovascular. 
En estudios observacionales, se ha observado que la relación entre la presión arterial y la progresión de la enfermedad es directa y progresiva. No obstante, no está bien establecido si el control intensivo de la presión arterial puede retrasar o prevenir la progresión de la ERC en pacientes hipertensos. Según el estudio AASK (African-American Study of Kidney Disease and Hypertension), realizado a 1094 hipertensos de raza negra que tenían una ERC secundaria a nefrosclerosis con un seguimiento de cuatro años, el control intensivo (PA <130/80mmHg) no era más efectivo para retrasar la progresión de la ERC que el control estándar (PA <140/90mmHg)(Wright, et al. JAMA 2002). No obstante, en los pacientes que basalmente tenían un cociente proteínas/creatinina >0,22 sí se comprobó un beneficio potencial del control intensivo (RR=0,73; IC=0,58-0,93, p=0,01), Estos resultados fueron similares a los del estudio MDRD (Modification of Diet in Renal Disease), en el que inicialmente se observó una tendencia no significativa a un enlentecimiento en la progresión del a insuficiencia renal cuando el objetivo de PA era más bajo, mientras que en el seguimiento a 10 años los pacientes con proteinuria >1g/día con objetivo de PA media <92mmHg presentaron una reducción de 32% en el riesgo de progresión de la nefropatía con respecto a aquellos con objetivo de PA media de 107mmHg. 
En otros múltiples estudios, que han demostrado que grados incluso leves de enfermedad renal predicen un riesgo cardiovascular elevado incluso cuando la presión arterial está bien controlada, se ha atribuido a la proteinuria/creatinina el papel de factor patogénico directo en la progresión de la enfermedad renal y cardiovascular.
Por lo tanto consideramos que la intervención más importante para prevenir o enlentecer la progresión de la ERC es el tratamiento de la HTA. Los objetivos de TA en pacientes con ERC sin proteinuria son <140/90mmhg y en pacientes con ERC con proteinuria son >130/80mmHg. En aquellos pacientes que tengan cifras de TA >140/90mmg los fármacos de primera línea son los IECA/ARA II -con monitorización del funcionalismo renal - y en caso de no controlarla añadir diurético tiazídico o diurético de ASA +- calcioantagonistas dependiendo del estadio de ERC. Hay que recordar que en pacientes con FG <30mL/min utilizaremos diuréticos de ASA y en >30mL/min podremos utilizar con precaución tiazídas. 
La intervención más importante para el manejo de la proteinuria es el tratamiento de la HTA. El objetivo del índice albúmina creatinina será de <300mg/g independientemente del control de la TA. 

En pacientes con ERC debemos evitar en lo posible el uso de AINE, tanto por su efecto prohipertensivo, retención hidrosalina, deterioro de la función renal o tendencia a hiperpotasemia si se usan con IECA o ARA II.

En los siguientes enlaces dejamos dos guías clínicas en las que se puede consultar la definición/ clasificación actual de la ERC, el cribado mediante el cálculo de FG , los criterios de derivación y el manejo de los pacientes según los estadios y sus comorbilidades. 

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