El coste de producción del sofosbuvir, principio activo del fármaco Sovaldi el que más se promueve por su presunta eficacia, para un tratamiento de doce semanas, es de entre 68 y 136 dólares, es decir entre 57 y 115 euros, mientras que la multinacional Gilead (la misma que se lucró con el negocio del Tamiflu, una de las mayores estafas sanitarias de la historia), exige ¡25.000 € por tratamiento! y eso que se supone que el Ministerio de Sanidad español ha conseguido rebajarlo de los 60.000 iniciales que pedía la firma.
Esos datos los revela un estudio presentado en el encuentro anual número 64 de la American Association for the Study of Liver Diseases (AASLD), celebrado en Washington DC en noviembre de 2013. No es el más caro de producir, por cierto, pues hay al menos otros dos medicamentos con un coste de producción mayor (en la p. 25).
Si el “elegido” parar tratar la hepatitis C es Sovaldi es porque el laboratorio, que es la única entidad que posee todos los datos de los ensayos clínicos hechos para conocer la eficacia y seguridad del mismo, así lo ha comunicado. Dicen que Sovaldi ofrece un éxito mayor que otros fármacos ya existentes, superior al 90% en algunos casos, haciéndolo además en menos tiempo y con menos efectos secundarios.
Eso es lo que le ha presentado Gilead a la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) para que le apruebe el producto, cuyas caractererísticas pueden leerse en su ficha técnica. Eso es lo que difunden algunas asociaciones de pacientes que por cierto están financiadas por el laboratorio en cuestión.
Pero como explican algunas organizaciones de sanitarios, independientes, como CAS Madrid:
es necesario indicar que no se ha hecho aún una evaluación de la aplicación de estos tratamientos en el sistema sanitario público que permita contrastar estos datos de curación”, que es la palabra que se cita relacionada con el medicamento.Creo que, como norma, todo medicamento para el que se exigiera un precio exhorbitado debería pasar por una revisión independiente. La EMA no lo hace y las agencias reguladoras de cada país tampoco. Sí hubo una agencia de evaluación de medicamentos en Extremadura que hacía un gran trabajo, aunque me temo que resultaba incómoda pues tras revisar numerosos fármacos que hay en el mercado, la nula o baja recomendación de los mismos era tónica general. Parece que sofosbuvir es mejor que otros pero no se ha comprobado y eso sería lo primero que habría que hacer.
A nadie se le ocurre empezar la casa por el tejado pero eso es lo que se hace para introducir medicamentos en el sistema de salud. Pese a que sólo conocemos la versión del laboratorio y que este nos “regala” una rebaja de 60.000 a 25.000 euros, el precio continúa siendo abusivo y desproporcionado, si tenemos en cuenta que el tratamiento tiene un precio que es un 1.100% más alto que el medicamento más caro de la misma empresa contra el VIH, Stribild, según CAS Madrid.
Los cálculos de coste real de producción del medicamento oscilan entre los 50 y 100 € por paciente.
Una prueba más de que tratamos sobre especulación con objetos de consumo llamados medicamentos y no sobre asuntos de Salud, es que Gilead no es quien produjo el fármaco sino que se limitó a comprar su licencia. La desarrolladora original del preparado farmacológico es Pharmasset y un comité del Senado estadounidense está estudiando cómo fijó el precio de Sovaldi Gilead tras su adquisición.
Pharmasset declaró, antes de ser comprada por Gilead, que sus costes totales de desarrollo para los años 2009, 2010 y 2011 fue de 176,7 millones de dólares, años en los que desarrolló la patente PSI-7977 correspondiente al sofosbuvir. La propia Pharmasset atribuyó un coste de 62,4 millones al desarrollo de este producto.
La cuestión del precio de Sovaldi pues está basada en la pura especulación con tintes mafiosos. No hay Investigación + Desarrollo, hay compra y venta de un “valor de inversión” y no hay intención de mejorar la salud de las personas sino de aprovechar un mercado cautivo pues cuando tu vida depende de un fármaco, más que consumidor eres dependiente y estás a expensas de lo que otros decidan por ti, sobre todo los que especulan con su precio y los que deciden a cuánto comprarlo y a quién dárselo
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