Según estudios, un 10 %
de los antibióticos prescritos en Atención Primaria son por procesos
odontológicos. La experiencia nos hace pensar que tal vez algo más, con
el agravante que la mayoría de estas prescripciones proceden del ámbito
privado ya que la odontología no está dentro de las prestaciones de
nuestro sistema de salud.
¿Debemos, pues, hacer esas recetas del dentista que nos aparecen por la consulta con asiduidad? Y
si hacemos las recetas, ¿cuándo y qué antibióticos son los indicados
para tratar los distintos procesos odontológicos? En cuanto a la
profilaxis, ¿qué pacientes son subsidiarios de ella? En Reino Unido, la
NICE hace dos años aconsejó no hacerla en ningún caso. Pero en caso afirmativo, ¿cómo realizarla?
A raíz de un caso real, se fue intentando dar respuesta a todos estas preguntas.
Os dejamos la presentación, esperando pueda ser de vuestro interés.
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