Los tiempos
cambian, al estilo Dylan, y se nota. Un claro ejemplo es el ejercicio
físico, sea en gimnasios, o corriendo o saliendo a caminar. Municipios
que adaptan zonas para correr, caminar o hacer bici (ruta del
colesterol), zonas con máquinas sencillas de estiramiento para gente
mayor, apps para monitorizar la actividad, juegos para incentivar a
pequeños y mayores... Todo vale, y se nota. Pero hace falta más...
En un reciente editorial del BMJ, titulado "Exercise: not a miracle cure, just good medicine", se comenta un reciente informe
de la Academy of Medical Royal Colleges sobre la importancia del
ejercicio físico para la salud de la población. Pero claro, ¿qué
capacidad de persuasión tienen los profesionales sanitarios? ¿Cuantos
pacientes empiezan a hacer ejercicio tras recibir un consejo de su
profesional de cabecera? Además, no es oro todo lo que parece...
Tal y como
cuentan en el BMJ, la promoción de ejercicio no es cosa de la consulta,
ya que se trata de un cambio multisectorial: educativo, urbanístico,
social, etc. Propuestas como Por un millón de pasos
en Andalucía, o como los grupos de paseo en muchos centros de salud,
son necesarias y, curiosamente, su coste es muy bajo. Quizás sea el
momento de empezar a compartir experiencias e ideas sobre la promoción
del ejercicio dentro y fuera de la consulta. Y también de recopilar
guías (como esta de prescripción de ejercicio de la Sociedad Española de Hipertensión), documentos, vídeos, etc. Además, webs como la de Papps y faecap cuentan con recursos e información, pero hay que ir más allá.
En España, en diciembre de 2013 se aprobó la Estrategia de promoción de la salud y prevención en el SNS. Ahora, como siempre, a saltar de la teoría a la práctica... Quizás haya que volver a decir aquello de "salud en todas las políticas".
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