La Guía de Práctica Clínica para el manejo de la hipertensión arterial del Eighth Joint National Committee (JNC 8)
Recientemente ha salido publicada la Guía de Práctica Clínica del Eighth Joint National Committee (JNC 8) de la American Medical Association (JAMA), que a diferencia de su homónima de la American Society of Hypertension (ASH) y de la International Society of Hypertension (ISH),
ha supuestos un cierto revuelo por los cambios que se han producido
con respecto a las versiones previas. Los cambios básicamente han sido
relativos a los criterios diagnósticos y de control de la hipertensión
arterial (HTA) en mayores de 60 años (150/90 mm Hg, recomendación A) en
base a los resultados de los estudios HYVET,Syst-Eur,SHEP,
JATOS,VALISH,y CARDIO-SIS, y a las recomendaciones para el inicio del
tratamiento y la evaluación de los pacientes con HTA. En este aspecto,
aquellos pacientes a quienes el ajuste de la medicación se hizo con los
criterios anteriores (140 mmHg) más estrictos (JNC 7) señalan que no
debe modificarse al no existir evidencias de efectos adversos, aunque
con estos objetivos no se evidencien beneficios claros.
En la línea de las actuales GPC el documento del JNC-8 intenta responder
a una serie de preguntas relacionadas con la HTA. Unas preguntas que
han sido identificados mediante el sistema Delphi referentes a los
límites del diagnóstico, el tratamiento, y los objetivos. Para ello
hacen una revisión de la evidencia según las características de los
pacientes y excluyendo aquellos ensayos clínicos -ECAs- con menos de 100
individuos o con una duración menor a un año. Con ello se intentan
ajustar las incertidumbres de la evidencia a lo realmente demostrado
reduciendo la influencia de la opinión de expertos en temas donde la
evidencia es escasa.
Nueve recomendaciones para responder a tres preguntas: 1.- ¿Cual es
el umbral de TA a partir del cual se debe iniciar el tratamiento
farmacológico que se relacione con mejoras los resultados de salud?. 2
.- ¿Qué medicamentos se relacionan específicamente con mejoras en los
resultados de salud? Y 3.- ¿Qué diferencias existen entre ellos según
beneficios y efectos adversos?
En menores de 60 años se iniciará tratamiento farmacológico cuando la
TAD sea igual o superior a 90 mm Hg pues reduce los eventos
cerebrovasculares (AVC), la insuficiencia cardíaca (IC) y la mortalidad
global.
Se recomienda en menores de 60 años iniciar tratamiento farmacológico
en TAS iguales o superiores a 140 mm Hg con el objetivo de mantener la
TA por debajo de este umbral (recomendación 3), aunque esta
recomendación es por opinión de expertos (grado E), no así por encima de
esta edad (recomendación 1).
No encuentran evidencias en aquellos individuos con enfermedad renal
crónica (ERC) menores de 70 años en que mantener TA iguales o inferiores
130/80 mmHg supongan beneficios en mortalidad global, cardiovascular o
cerebrovascular en comparación con objetivos menos estrictos como
140/90 mmHg. Algo parecido existen sobre los beneficios sobre la
progresión de la ERC. En el individuo mayor de 18 años con diabetes
tipo 2 (DM2) se recomienda iniciar tratamiento farmacológico con el
objetivo de mantener una TA inferior a 140/90 mm Hg, aunque ello se
recomienda en base a la opinión de expertos (recomendación 5). Lo
que nos vuelve a demostrar las escasas evidencias que existen sobre los
umbrales de la TA del DM2; pues en los ECA conocidos (SHEP, Syst-Eur,
and UKPDS) el umbral es mayor (150 mm Hg), no existiendo (leo) aquellos
ECA que comparen 140 mm Hg con 150 mm Hg en este colectivo. Si que es
cierto que el ACCORD-BP comparó un grupo con objetivos inferiores a 140
mm Hg frente a otro más estricto (inferior a 120 mm Hg) con parecidos
resultados en los objetivos primarios.
A su vez el grupo de expertos recomienda los mismos objetivos en TAD
con DM2 que aquellos sin la DM2 (inferior 90 mmHg). No encontraron
suficientes evidencias para mantener objetivos más estrictos (inferior a
80 mm Hg). Tampoco existen estudios que comparen ambos umbrales en los
DM2.
Según la recomendación 6, en población de raza no negra, incluída la que
tiene DM, el tratamiento farmacológico inicial debería incluir o
diuréticos tiacídicos, o bloqueador de los canales del calcio (BCC),
IECA, o ARA2 (B). Todos ellos tendrían parecidos efectos sobre la
mortalidad, sobre los AVC, CV o sobre los resultados renales. No, sin
embargo, en la IC donde las tiacidas fueron más efectivas que los BCC o
los IECA, y a su vez los IECA más efectivos que los BCC.
Al parecer el panel de expertos no recomienda los betabloqueadores como tratamiento inicial de la HTA.
En aquellos de raza negra incluidos los DM, el tratamiento farmacológico
inicial debería ser un diurético tiazídico o un BCC (B en población de
raza negra, y C si tuvieran DM).
En conclusión, se relajan los objetivos apuntados en la GPC JNC-7
(2003) tanto en el diagnóstico como en el inicio del tratamiento
antihipertensivo en pacientes mayores y en aquellos menores de 60 años
pero que tengan a su vez DM o ERC. Se consolida a los clásicos
diuréticos tiazídicos en el tratamiento inicial en la mayoría de
pacientes, siendo el resto alternativas válidas (BCC, IECA, ARA2), y
dejando a los betabloqueantes en segundo lugar.
Clinical
Practice Guidelines for the Management of Hypertension in the Community
A Statement by the American Society of Hypertension and the
International Society of Hypertension. The Journal of Clinical
Hypertension 2013
James
PA, Oparil S, CarteR BL, et al . 2014 Evidence-Based Guideline for the
Management of High Blood Pressure in Adults Report From the Panel
Members Appointed to the Eighth Joint National Committee (JNC 8). JAMA.
Published online December 18, 2013. doi:10.1001/jama.2013.284427
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